Irán cierra filas con un multitudinario funeral por los altos cargos asesinados por Israel | Internacional

Irán cierra filas con un multitudinario funeral por los altos cargos asesinados por Israel | Internacional


Decenas de miles de personas despiden este sábado en Teherán a los que consideran principales mártires de la llamada guerra de los 12 días contra Israel, librada entre el 13 de junio —cuando el Gobierno israelí lanzó su ofensiva contra Irán— y el 24 de junio, cuando llegó el alto el fuego impuesto por Estados Unidos. El país celebra el funeral de Estado por unas 60 de las aproximadamente 600 personas muertas en la contienda. Entre ellas hay unos 25 mandos de las fuerzas de seguridad iraníes y científicos, así como cuatro mujeres, cuatro menores y varios periodistas.

Poco a poco, los féretros envueltos en la bandera nacional avanzan sobre camiones por unas calles abarrotadas de ciudadanos que los van a ver desfilar a lo largo de una decena de kilómetros. Entre los que reciben el último adiós del pueblo y del régimen se hallan el que era jefe de las Fuerzas Armadas, Mohamed Bagheri, y el jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, ambos asesinados por Israel en su ofensiva.

El ambiente en las calles de Teherán al paso del cortejo es de duelo e indignación, según las imágenes que ofrecen medios locales, y se suceden las tradicionales consignas contra el Estado judío y Estados Unidos, considerados los dos grandes enemigos de Irán. Asiste a la ceremonia el presidente, Masud Pezeshkian, acompañado de otras altas autoridades como el ministro de Exteriores, Abbas Araghchi.

Pese al clima enrarecido, el jefe de la diplomacia no descarta retomar la negociación del acuerdo nuclear con Estados Unidos, que se interrumpió cuando comenzó el fuego cruzado entre Israel e Irán. Ayudado de un bastón, se ha visto también a Alí Shamkhani, el asesor del líder supremo, Alí Jameneí. Shamkhani, al que se llegó a dar por muerto, resultó herido en uno de los ataques.

Los presentes visten mayoritariamente de negro, portan retratos de los caídos y ondean banderas nacionales mientras los organizadores muestran diferentes modelos de misiles. “No a la rendición”, gritan también algunos de los presentes, en aparente alusión a las negociaciones con Washington sobre el programa nuclear iraní. El presidente estadounidense, Donald Trump, que el pasado sábado respaldó la ofensiva israelí lanzando cientos de toneladas de bombas sobre tres instalaciones nucleares iraníes, pretende ahora sentar en la mesa al régimen teocrático para alcanzar un acuerdo.

Alí Jameneí ha buscado con los funerales de este sábado una puesta en escena multitudinaria y pomposa con la que demostrar que los ataques sufridos no han conseguido socavar el apoyo popular a la Revolución Islámica que él mismo encabeza y que instauró el ayatolá Jomeini en 1979. En los últimos días, al igual que durante las casi dos semanas de contienda, Trump ha tratado, en tono paternalista, de ningunear a Jameneí, dando a entender que si está vivo y no ocupa uno de los ataúdes de la procesión funeraria es porque él le salvó la vida impidiendo su asesinato, pues sabía “exactamente” dónde se refugiaba.

“Si el presidente Trump realmente quiere un acuerdo, debería dejar de lado el tono irrespetuoso e inaceptable hacia el líder supremo de Irán, el gran ayatolá Jameneí”, ha advertido a través de la red social X el ministro de Exteriores de Irán, dejando así la puerta abierta a reanudar el diálogo. Según el jefe de la diplomacia iraní, a Israel no le ha quedado más remedio que acudir a “papá” Estados Unidos para evitar ser arrasado por los misiles que la República Islámica estaba lanzando como respuesta a la ofensiva del Estado judío.

Féretros con los restos mortales de algunos de los comandantes militares, científicos nucleares y otras víctimas de los ataques israelíes, este sábado.

Tras un alto el fuego como el del pasado martes, es normal que los dos contendientes se erijan como vencedores ante los suyos. Y así ha ocurrido. Alí Jameneí aseveró el jueves, en su único mensaje a la nación tras el alto el fuego, que el programa nuclear no ha sufrido daños de importancia. “El régimen sionista quedó prácticamente noqueado y aplastado bajo los golpes de la República Islámica”, señaló, al tiempo que aseguraba haber asestado “un duro bofetón” a Estados Unidos.

Israel también ha cantado victoria, subrayando que sus dos principales objetivos se han visto cumplidos: destruir el programa nuclear iraní y el de producción de misiles. Hay serias dudas de ello, y algunos analistas dan por seguro que Teherán va a retomar su programa de enriquecimiento de uranio (un programa que la República Islámica insiste en que es únicamente para uso civil y no para logar la bomba atómica, como sospechan Israel y Estados Unidos).

Las escenas vividas este sábado recuerdan a las que tuvieron lugar en 2020 tras el asesinato en Irak, en un bombardeo estadounidense durante el primer mandato de Trump, del general iraní Qasem Soleimani, entonces jefe de la Fuerza Al Quds de la Guardia Revolucionaria. En aquel momento, varios de los altos mandos que hoy han sido enterrados presidieron las exequias fúnebres junto a un desconsolado Jameneí. El féretro de Soleimani, junto a otros fallecidos en aquel ataque, fue transportado en el techo de un camión frigorífico por las calles de Teherán mientras algunos de los presentes prendían fuego a enseñas de Israel y Estados Unidos.

Sin abandonar la senda bélica al tiempo que reclama negociaciones, el presidente estadounidense no descarta volver a atacar Irán si lo considera necesario, es decir, si la República Islámica retoma el programa nuclear.