El caso de la mujer que manejo un UBER trasladando a ladrones sin saber que habían robado en dos chacras cercanas a Rawson y que terminaron amenazándola para que escapara de la policía.
A una mujer que manejaba un “Uber” la policía la creyó cómplice de los delincuentes que asaltaron chacras cercanas a Rawson.
Estuvo presa, con arresto domiciliario y tras ser sometida a un juicio oral y público; la Justicia la absolvió de culpa y cargo al considerar que no había pruebas para siquiera sospechar que “hubiera tenido un acuerdo previo con los autores del robo”.
Durante el juicio se probó que la remisera fue obligada por los delincuentes, bajo amenazas, a conducir el vehículo, sin haber tenido vínculo previo con ellos. La policía la detuvo tras perseguirla y hacer que casi volcara, momentos después de que las autoridades tomaran conocimiento del robo.
El hecho se remonta a setiembre de 2024, cuando una noche de fin de semana entre dos y tres malvivientes entraron a unas chacras situadas entre Trelew y Rawson, a la vera de la ruta provincial 7 y luego llamaron a un “Uber” para que los trasladara hacia Trelew.
Por lo que se conoció en el juicio, Milagros Soto, la mujer que manejaba el coche, nunca supo de antemano lo que habían realizado sus pasajeros y ellos, al momento en que un patrullero empezó a perseguir el vehículo, la obligaron, amenazándola de muerte, a que huyera de la policía. El auto de alquiler casi volcó cuando le cruzaron una camioneta policial en el acceso a Trelew para hacer que se detuviera y allí los ladrones lograron escapar.
La conductora, en cambio, fue apresada y al otro día en la audiencia que le hicieron en la Oficina Judicial de Rawson le imputaron ser cómplice de los asaltantes, dictándole prisión preventiva.
Para el fiscal Cheuquemán, el mismo que investiga el crimen narco de playa Unión, la mujer prestó colaboración con su vehículo para que se produzcan los robos, evidenciado en su actitud de eludir a los patrulleros a gran velocidad, además de mostrarse agresiva con los efectivos policiales que la detuvieron tras la colisión. Nada de eso se logró comprobar en el juicio del cual la remisera fue absuelta de culpa y cargo.
La jueza Eve Anahí Ponce consideró que no existían pruebas suficientes para demostrar un acuerdo previo o conocimiento de Soto con los autores del robo, y que la versión de la imputada no pudo ser refutada por el Ministerio Público Fiscal, que no realizó pericias sobre su teléfono ni acreditó vínculo alguno con los coautores.
La mujer es madre de tres hijos y se dedicaba a comprar y vender ropa de manera independiente, en un puesto que había conseguido instalar en la Laguna Chiquichano de Trelew. Se ganaba la vida de esa manera y manejando el UBER, pero perdió todo eso al terminar involucrada en una causa judicial de tamaña importancia e imputada de graves delitos, con los que el fiscal Cheuquemán pretendía que se la condenara a cuatro años de prisión.
La magistrada del juicio, en cambio, consideró que no hubo pruebas que acrediten una participación voluntaria o conocimiento del delito, y aplicó el principio de inocencia, disponiendo su absolución total. Cosa que le fue comunicada en las últimas horas.










