La Ignorancia Avanza: Nicolás Márquez cuestionó a Julieta Prandi y después borró el mensaje | El biógrafo presidencial que escribe con tinta rancia

La Ignorancia Avanza: Nicolás Márquez cuestionó a Julieta Prandi y después borró el mensaje | El biógrafo presidencial que escribe con tinta rancia

El biógrafo de Javier Milei, Nicolás Márquez, generó polémica tras publicar en X un extenso mensaje donde cuestiona la denuncia de violencia y abuso sexual de la actriz Julieta Prandi contra su exmarido, Claudio Contardi. En su mensaje, el influencer ultraderechista asegura no conocer a la denunciante ni al acusado, pero pone en duda la veracidad de los hechos y plantea que una mujer mediática, con autonomía económica y notoriedad pública, no podría haber permanecido “secuestrada” o abusada durante años.

No me agrada la farándula ni los escándalos de los mediáticos, pero el tema caló tan alto que es imposible no enterarse”, escribió en su cuenta de X el escritor, como si fuera un observador casual y no un opinador serial de causas ajenas.

El tweet dice textualmente: “Cualquier mujer con dos dedos de frente y cierto nivel cultural, al ser golpeada o abusada por su esposo se separa en el acto y hace la denuncia pertinente… ¿Cómo hizo para vivir por años bajo ‘secuestro’ sin escaparse?”

Estas palabras provocaron indignación en redes sociales, donde expertos y organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres criticaron la postura de Márquez como un ejemplo de inversión de la responsabilidad, término que refiere a la culpabilización de la víctima en casos de violencia de género.

Contenido y cuestionamientos del hilo

En su hilo, Márquez también cuestiona que los testimonios que respaldan la denuncia provengan de amigos, la actual pareja de la denunciante y su entorno, subrayando que ninguno habría sido testigo presencial de los supuestos abusos. 

Además, expresa que la denuncia le resulta “improbable” y no le cierra, basando sus dudas únicamente en la información pública y en su interpretación personal del caso.

«Sospecho mucho de las denuncias tardías de suyo improbables, solo sustentadas en el apoyo del lobby de actores, de los amigos de la denunciante y de la actual pareja de la persona supuestamente dañada, de los cuales ni uno solo fue “testigo” presencial del “secuestro” ni mucho menos de los abusos sexuales denunciados, y cuya única prueba es el testimonio de la persona que dice haber padecido tal cosa», señaló, y como remate: «Conclusión: NO ME CIERRA NADA».

El contraataque después del borrado

Lejos de retractarse, Nicolás Márquez decidió redoblar la apuesta tras eliminar el mensaje original. En una nueva publicación, esta vez más breve y cargada de insultos, el biógrafo presidencial se refirió a quienes lo criticaron como “el cúmulo de imbéciles que opinan de derecho sin saber derecho” y “boludos e ignorantes”.

En su versión, no borró el mensaje por considerar que se había equivocado, sino por una cuestión de comodidad personal. “No tengo ganas de pasar el miércoles atendiendo decenas de boludos e ignorantes que agreden sin brindar un solo argumento”, escribió, para luego despedirse con un tajante “Bye”.

El post también incluyó una defensa velada de su postura inicial: afirmó que su “pecado” había sido poner en duda la verosimilitud de una denuncia sin testigo alguno sobre un hecho ocurrido “muchos años atrás”, minimizando así nuevamente el caso de Prandi y desconociendo que existen fallos judiciales que acreditan la violencia denunciada.

Con este segundo mensaje, Márquez no solo dejó en claro que no se arrepiente, sino que convirtió el episodio en una exhibición pública de su desprecio por el debate informado y por las víctimas de violencia de género.

La coherencia del negacionismo

Lejos de ser un hecho aislado, este episodio encaja con el historial de declaraciones de Márquez, quien ha desacreditado movimientos feministas, relativizado denuncias de abuso y sostenido un discurso que cuestiona políticas a favor de la diversidad, la igualdad y los grupos vulnerables.

En esta ocasión, su intervención en un caso con resolución judicial no hizo más que confirmar un patrón: hablar mucho, saber poco y atacar siempre en la misma dirección.

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