La médica pionera que defendió el rol de la mujer trabajadora y el voto femenino

La médica pionera que defendió el rol de la mujer trabajadora y el voto femenino


María Montessori establece el perfil de la mujer moderna que empezaba a vislumbrarse a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Lo hace para discutir con la caracterización que los hombres realizaban de las feministas de esa época que respondía a todos los estereotipos: solteronas feas y amargadas, despiadadas con los hombres y enemigas de la familia y de la patria.

La autora italiana necesita legitimar la lucha feminista y su preocupación en esta serie de artículos que recopila el libro Por la causa de las mujeres (Ediciones Godot- traducción Estefanía Asins) es construir la figura de esa nueva mujer que, según sus palabras “se liberó del negativismo y pasó a la acción”

Hay en la escritura de Montessori (una de las primeras mujeres que logró graduarse en medicina en Italia) un espíritu dialoguista, una voluntad de convencer que el movimiento organizado de mujeres va a fortalecer a la familia, el estado y la sociedad toda con el objetivo de despejar ciertos temores que esa nueva mujer genera en un entorno social que todavía no la comprende.

Esa mujer trabajadora que ocupa un lugar en la vida pública descoloca a una sociedad que no está preparada para el cambio que ella produce. En el discurso de Montessori jamás el feminismo es presentado como una revolución sino como un elemento que va a integrar, de manera más efectiva, a la sociedad.

Maria Montessori. Archivo Clarin.

La mujer obrera

Cuando señala que la mujer obrera que aporta la mitad o, en algunos casos, la totalidad del salario sigue sufriendo la opresión del marido, está diciendo que el machismo no se termina con la incorporación de las mujeres al mundo laboral sino que se trata de un engranaje mucho más complejo. Todavía no apareció ese nuevo hombre que pueda convivir con la mujer que trae el feminismo.

El trabajo pedagógico que Montessori realiza desde las páginas de la publicación italiana La vita o en su participación en foros internacionales (representó a Italia en el congreso feminista realizado en Berlín en el año 1896) se estructura en dos ejes fundamentales.

Por un lado en una claridad expositiva basada en ejemplos, en datos concretos y en una sencillez discursiva que se aleja de cualquier tono beligerante y, en otro plano, en la identificación de la mujer como una pieza pedagógica fundamental hacia el interior de la sociedad en un gesto similar al que podemos encontrar en nuestro país en Juan Bautista Alberdi durante la configuración del estado nacional.

Las mujeres establecen un pacto que deja momentáneamente de lado a los hombres porque “son tardos en comprender” pero se trata solamente de una medida temporal.

La pregunta sobre el lugar de los hombres en el feminismo sigue vigente, de hecho se plantea en cada marcha de Ni una menos si los hombres deben asistir o no. Montessori tiene una respuesta clara: Los tiempos de los hombres y las mujeres no son los mismos. La mujer moderna debe lidiar con un hombre arcaico.

La crítica a la actitud masculina que no termina de aceptar los cambios de la mujer se atenúa buscando la comprensión de las mujeres pero también apelando, con cierto optimismo, a un futuro en el que los tiempos puedan sincronizarse y el hombre sepa adaptarse al nuevo estilo de mujer: “Trabajamos solas porque los hombres todavía no nos comprenden, no nos escuchan, no nos prestan atención”, declara.

La pedagogía es un tema central en Montessori. La creación del método que lleva su nombre no es mencionado en este libro pero es importante recordar que al pensar en un abordaje clínico para niños con discapacidad a partir de la integración de elementos pedagógicos y de la creación de un entorno atractivo y estimulante para que pudieran desarrollarse ( una idea que produjo excelentes resultados y mejoras en la salud de los niños y que se sigue aplicando en algunas escuelas) Montessori realizó un abordaje médico desde un punto de vista cultural y afectivo.

Efeméride 8 de marzo: mueren 129 mujeres en el incendio de una fábrica textil de Nueva York en la que se habían encerrado para reclamar iguales derechos laborales que los hombres.Efeméride 8 de marzo: mueren 129 mujeres en el incendio de una fábrica textil de Nueva York en la que se habían encerrado para reclamar iguales derechos laborales que los hombres.

El magisterio era la carrera obligada de las mujeres que aspiraban a algún tipo de educación profesional en Italia en los finales del siglo XIX y comienzos del XX. Montessori, aun con una madre involucrada en la vida intelectual de Roma, tuvo que enfrentarse a su padre cuando decidió estudiar primero ingeniería y después medicina, carreras que eran exclusivamente masculinas. Si bien la autora entendía que para muchas jóvenes con inquietudes el magisterio podía ser una salvación, siempre se preocupó porque las carreras universitarias se convirtieran en una meta posible para las mujeres.

Su manera de argumentar se afirmaba en la idea de que el pasaje del universo doméstico al social de las mujeres no afectaba la vida familiar. Por el contrario, producía una transformación beneficiosa. La mujer independiente era capaz de elegir a su esposo y podía convertirse en una compañera mucho más estimulante. La pareja construida desde el amor generaría una familia más sólida. A su vez, la profesión de ama de casa estaba para Montessori a comienzos del siglo XX en vías de extinción por la profesionalización de las tareas domésticas.

La angustia de la ociosidad

Las sociedades modernas brindaban servicios de tintorería, planchado y productos textiles que reemplazaban el trabajo doméstico. Si la mujer permanecía en su casa corría el riesgo de caer en la angustia de la ociosidad. Para graficar esta idea Montessori citaba la dramaturgia de Ibsen en una clara alusión a Casa de muñecas pero también se podría agregar a Hedda Gabler como un ejemplo de la mujer burguesa aburrida.

El razonamiento de Montessori siempre apelaba a la idea de una vida más armoniosa, al convencimiento que el bienestar y desarrollo de la mujer iba a ser mucho más provechoso para todos. Si la permanencia en el espacio doméstico no era satisfactoria, se abrían muchos más peligros para la familia que si la mujer conseguía integrarse a la vida pública.

Maria Montessori. Archivo Clarin.Maria Montessori. Archivo Clarin.

Montessori construye un discurso pragmático, no se preocupa en enfocarse en las injusticias (aunque las señala cuando es necesario) sino en persuadir a sus contemporáneos en que hay un ciclo agotado y si no están atentos a las nuevas demandas de las mujeres y a la capacidad y los aportes que puedan realizar, los riesgos pueden ser mayores y muchos más desestabilizantes. El ama de casa deprimida o insatisfecha es una figura nociva para el mantenimiento de la familia.

Hay en Montessori una ausencia de confrontación que se supone estratégica. Lo mismo sucede en su lucha por el voto femenino. La autora italiana no se siente identificada con la conducta de las sufragistas combativas y prefiere discutir desde la tribuna de La vita pero no se amilana cuando caracteriza a los hombres como niños que tienen miedo de perder a su muñeca y escribe una frase que parece demasiado sencilla pero que en realidad es notable: “Estamos en los albores del desarrollo de un nuevo sentido común y de una conciencia que rechaza los juguetes y busca la compañía de personas reales”.

Al mencionar el sentido común y la conciencia está hablando del valor político del feminismo y su capacidad de transformación. Cuando habla de los juguetes está diciendo que esa mujer prototípica, el ángel del hogar, la muñeca perfecta y alegre es absolutamente ficticia, es un rol que las mujeres se vieron obligadas a encarnar a costa de sí mismas, de sus pensamientos y deseos.

Mujeres reales

Lo que trae el feminismo son mujeres reales y ahí está el verdadero problema de los hombres: en aceptar y convivir con mujeres que no responden a un sentido utilitario.

Reconoce que la maternidad es el territorio de la lucha feminista que a ella la involucra y plantea una discusión sobre los espacios obstétricos hospitalarios donde no se respeta el pudor de las mujeres. Montessori es una defensora del parto natural y de la menor intromisión posible de los médicos hombres en el momento del alumbramiento

En los recursos para convencer y presentar el feminismo, casi como si quisiera vender sus bondades a la sociedad, a los magistrados y legisladores que debían promulgar las leyes que permitieran el voto y una serie de derechos esenciales, Montessori también está ofreciendo un capital para la organización social, una fuerza intelectual femenina que los estados no pueden desestimar.

Maria Montessori en Amsterdam. Autor de la imagen: Jack de Nijs for Anefo / Anefo, CC0, via Wikimedia CommonsMaria Montessori en Amsterdam. Autor de la imagen: Jack de Nijs for Anefo / Anefo, CC0, via Wikimedia Commons

Su mirada es moderna porque es fuertemente pragmática. La capacidad material, concreta y simbólica de las mujeres en cualquier sociedad no puede quedar reducida y aplastada por las tareas domésticas. Montessori elige ese punto de vista para integrar lo femenino, para hacer de la adaptación y también de la apropiación de la fuerza de trabajo, un camino hacia la igualdad.

Por la causa de las mujeres, de María Montessori (Ediciones Godot).