La polinia de Maud Rise es una enorme cavidad con forma circular en la capa de hielo del mar de Weddell, que desconcierta a los científicos desde su descubrimiento en 2016. Una reciente investigación reveló cuáles son los motivos de la formación del “agujero negro” de la Antártida en el océano Atlántico Sur. Para comprender el proceso en detalle los expertos recurrieron a un método innovador: colocaron sensores en elefantes marinos, capaces de sumergirse a grandes profundidades.
Un estudio publicado en la revista Science Advances, atribuye el fenómeno a una combinación de factores oceanográficos. El principal causante fue denominado como ‘el transporte de Ekman’ ¿Qué implica este proceso clave en el “continente blanco”?.
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Su origen se debió al ‘transporte de Ekman’, un acontecimiento natural por el que el viento desplaza el agua en ángulo recto a su dirección y favoreció el aporte de salinidad superficial, que fue determinante para mantener activa la mezcla que impidió que el hielo se recompusiera.
Ese fenómeno en el océano Antártico se integró al fortalecimiento del Giro de Weddell entre los años 2015 y 2018, período en la que una corriente circular provocó el ascenso de aguas profundas cálidas y saladas hacia la superficie, lo que debilitó la estructura de hielo desde su parte inferior.
Utilizando datos de satélites, flotadores autónomos y mamíferos marinos marcados, el equipo llegó a la conclusión de que los remolinos turbulentos alrededor de Maud Rise trajeron más sal al área.
El coautor del estudio, Alberto Naveira Garabato, de la Universidad de Southampton, declaró que el transporte de Ekman era el ingrediente esencial para “aumentar el equilibrio de sal y mantener la mezcla de sal y calor hacia el agua superficial”.
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El análisis concluyó que la polinia no surgió directamente sobre la cima de Maud Rise, sino en su flanco septentrional. En su flanco norte, dónde las condiciones de salinidad facilitaron el proceso de mezcla que mantuvo la apertura durante semanas.

La incidencia de las polinias y su impacto global
La profesora de la Universidad de California en San Diego, Sarah Gille, explicó que “el rastro que dejan las polinias en el océano pueden persistir durante varios años. Alteran los patrones de circulación y modifican el transporte de calor hacia el continente”.
Los expertos señalan que la desaparición de hielo marino favorece el intercambio de calor y gases entre el océano y la atmósfera. Aunque durante el invierno la radiación solar es escasa, la exposición del mar abierto puede amplificar el calentamiento estacional al llegar la primavera, acelerando la pérdida de hielo en el hemisferio sur.
Fuente: Observatorio de la Tierra de la NASA
PM/LT