La UE y China celebran una cumbre en Pekín en uno de los momentos más tensos de sus relaciones | Internacional

La UE y China celebran una cumbre en Pekín en uno de los momentos más tensos de sus relaciones | Internacional

El simbólico aniversario llega en mal momento. Los 50 años de relaciones diplomáticas entre la UE y China se celebran con un memorial de agravios mutuos que crece. Parecía que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca obligaría a Bruselas a mirar al extremo Oriente con más amabilidad. Pero la UE no puede olvidar el insostenible déficit comercial contrario a sus intereses ni obviar el calculado equilibrio escorado hacia Rusia por parte de China en la guerra de Ucrania. Mientras, Pekín, creyéndose en posición de fuerza, presta poca atención a las demandas europeas y, además, presenta “protestas solemnes” cuando la Unión sanciona a las empresas chinas que ayudan a Moscú a eludir las sanciones.

En este difícil escenario, se celebra este jueves en Pekín una cumbre de alto nivel entre la UE y China. Dados los recelos mutuos, es poco probable que se anuncien puntos de encuentro. Lo relevante, casi, es el hecho de que los líderes se vean las caras. A la cita en la capital china llegan la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el del Consejo, António Costa, con casi la misma lista de inquietudes que en el primer viaje de mandatarios de la UE a la República Popular tras la pandemia, en 2023: el déficit de balanza comercial, la sobrecapacidad industrial, la cercanía con Irán (país a la búsqueda de armas nucleares) y la ayuda solapada a Moscú. No son pocos en la capital comunitaria los que se preguntan si se puede mantener una relación normal con quien apoya al agresor de Ucrania. La respuesta la dejan en el aire, pero su opinión negativa flota.

Una cosa sí ha cambiado: Trump ha regresado al escenario geopolítico provocando un desbarajuste colosal y recolocando las piezas del tablero. Sus zarpazos comerciales y sus desplantes al vínculo transatlántico han despertado en las autoridades chinas un creciente interés por acercarse a Bruselas, y mostrarse como un socio fiable.

China quiere que la UE se acerque a ella. Necesita mercados alternativos para sus productos ahora que Estados Unidos levanta muros proteccionistas. Pero muchos en la UE (no tanto España) ven en este cortejo mucha bonita retórica sin resultados y acciones concretas desde Pekín. El acceso de las empresas europeas al mercado chino sigue siendo difícil. Las prácticas de dumping no cesan; un ejemplo: entre 2020 y 2024, la Comisión ha abierto 79 investigaciones por este motivo y de ellas 44 tenían a China en el punto de mira, el 55,7% del total.

Bastantes de esas investigaciones acaban en aranceles adicionales que compensen el daño que causa el dumping, como fue el caso de los coches eléctricos el año pasado. Pero China responde: ha impuesto un derecho aduanero mayor al brandy este mismo mes. Y si hace unas semanas Bruselas prohibía las grandes compras de material médico y sanitario procedente del gigante asiático por su política de contratación pública, Pekín replicó con una decisión similar.

“No somos ingenuos”, aporta una fuente de la UE sobre este asunto. “No pedimos a China que corte sus relaciones [con Rusia], sino que intensifique los controles aduaneros y financieros para reducir el flujo de productos específicos de doble uso [civil y militar] hacia Rusia”. Pekín no se ha tomado bien que dos entidades financieras fueran incluidas en el último paquete de sanciones europeas “bajo cargos infundados”, señalaba un comunicado del Ministerio de Comercio.

Se supone que iba a ser un encuentro de exaltación de los 50 años de relaciones diplomáticas, que se cumplen este 2025. Pero tal y como lo expresa una fuente europea radicada en Pekín: “Esta cumbre viene torcida desde el principio”. Mientras, fuentes oficiales chinas dan a entender que, en su visión, la UE llega a la cita con más que perder que China.

Tocaba, por turno, que la reunión se celebrara en Bruselas. Dado que China solo pretendía enviar a Europa al primer ministro, Li Qiang, se cambió de localización para poder cerrar un encuentro de altos vuelos con el máximo mandatario, Xi Jinping. Finalmente, Costa y Von der Leyen se entrevistarán con ambos, aunque las actividades han quedado reducidas a una sola jornada, cuando llegó a estar previsto que fueran dos.

El último desencuentro tuvo lugar a principios de julio, durante la visita a Bruselas del ministro de Exteriores chino, Wang Yi. En su entrevista con la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, aquel expresó que a China le interesa que continúe la guerra de Ucrania porque teme que, una vez concluya, Estados Unidos pose de nuevo su mirada en el gigante asiático, aseguraron fuentes europeas. Pekín no ha confirmado esta versión.

No se esperan demasiados frutos concretos. Para la UE ya sería un resultado tangible el hecho de mantener “una conversación sustantiva, abierta, directa, buena y constructiva sobre todos los aspectos de esta relación”, señala otra fuente de la UE. Los asuntos comerciales serán un punto clave. “Necesitamos un reequilibrio”, añade otra fuente comunitaria, que hace notar cómo el déficit de balanza comercial superó en 2024 los 300 billones de euros. “China se beneficia de nuestro mercado abierto”, indica, “pero el acceso de la UE a China es limitado”. En resumen: “No hay una concurrencia justa”.

El compromiso en la lucha contra el cambio climático figura, de momento, como la única melodía que ambas partes logran afinar a dúo, y aún es posible, según fuentes europeas, que Pekín y Bruselas pacten una declaración conjunta al término de la cumbre. Que la sintonía en este campo existe lo reiteró la semana pasada la vicepresidenta de la Comisión, Teresa Ribera, de visita en Pekín para participar en el Diálogo de Alto Nivel sobre Medio Ambiente y Clima entre la UE y China. Habló de “avances sustanciales” en las conversaciones y de cómo ambas partes ven el Acuerdo de París ―del que Trump anunció la retirada de Estados Unidos en enero, nada más asumir el cargo― como el “marco adecuado para lidiar con el cambio climático”.