Marcelo Daniel Gallardo es el mejor y más preponderante entrenador de la historia de River. Por algo tiene una enorme estatua en las puertas del Monumental y por algo también recibe una sonora -y merecida- ovación cada vez que el equipo juega de local. Tomó riesgos el Muñeco al decidir volver a Núñez tras un poco más de dos años: puso en juego el póster para someterse al barro del día a día del fútbol argentino. Entre valientes y cobardes, suelen trascender los primeros; entonces, se celebró el retorno.
Pero el balance del primer año que se está por cumplir le da negativo por amplio margen a Gallardo. Desde que volvió, el Muñeco no pudo coronarse en cinco campeonatos: fue quinto en la Liga Profesional 2024 que ganó Vélez, cayó ante Talleres en la Supercopa Internacional, se despidió con Atlético Mineiro en semifinales de la Copa Libertadores 2024, fue eliminado por Platense en los cuartos de final del Apertura 2025 y fue deslucida la imagen que regaló River en el Mundial de Clubes de Estados Unidos.
Así, el entrenador tiene pensado realizar una profunda renovación del plantel que él mismo armó entre diciembre y enero pasados. El interrogante se impone: ¿en qué fallaron Gallardo y el cuerpo técnico en estos meses? O más exacto: ¿cuáles fueron las contradicciones más notorias del renovado ciclo?
El armado del plantel sin dudas es la principal de las contradicciones. Gallardo planea renovar un plantilla que él ideó hace menos de 5 meses. Lo normal, más allá del fuerte mercado de pases que se inicia en julio en Europa, es planificar de enero a diciembre y solo realizar retoques en el medio término. Que el Muñeco esté dispuesto ahora a pasar la escoba evidencia una falencia.
«Para ningún técnico lo ideal es subirse a un tren que ya está en marcha. Tenés que tomar decisiones en base a lo que estás viendo y a veces lo que ves desde afuera no te marca una observación real. Recién voy a estar conforme con arrancar un año como yo creo que lo vamos a empezar con ilusiones renovadas y con otra energía. A partir del año que viene me voy a sentir pleno», había explicado Gallardo a fin de año.
El rumor por estas horas es que el técnico prescindiría además de Federico Gattoni, Matías Kranevitter, Santiago Simón, Manuel Lanzini, Rodrigo Aliendro y Matías Rojas; Leandro González Pírez ya se fue a Estudiantes, Gonzalo Tapia a San Pablo y Adam Bareiro a Fortaleza de Brasil.
Algo extra: River arrancó el año con Manu Lanzini como enganche. El volante era la gran apuesta de Gallardo, que lo puso de titular en los primeros cuatro partidos (Platense, Instituto, San Lorenzo e Independiente). Ahora se iría por la puerta de atrás.
Otra cuestión llamativa es la mala lectura que ha realizado el Muñeco en los partidos clave. Los errores más grandes se vislumbran en los duelos contra Atlético Mineiro en Copa Libertadores y ante Inter de Milán en el Mundial de Clubes.
En la previa al choque frente a los italianos en Seattle, el entrenador brindó una entrevista en ESPN y puso en evidencia una carencia. «Para presionar tenés que tener los jugadores adecuados y hoy no los tengo como en sus mejores momentos. No tengo esos elementos, que son un acompañamiento a las características del jugador. Porque después de que presionaste y recuperaste, tenés que tener buenos jugadores para jugar en espacios reducidos, con impronta individual. Si no, nos basamos en una presión que no termina en nada», avisó. Y lo inexplicable ocurrió días más tarde: intentó jugarle de igual a igual y bien alto en el campo al subcampeón de la Champions League. River cayó 2-0, pero fue notoriamente superado, especialmente en la segunda parte.
Tampoco fue entendible lo que buscó River en la ida de semifinales de Copa Libertadores contra Atlético Mineiro en Belo Horizonte. Ahí, en el Arena MRV, Gallardo presentó un equipo blando, con futbolistas que no se destacan por el músculo, muy a pesar de que declaró que buscó poner en cancha a un conjunto «duro». El mediocampo en esa dolorosa caída 3-0 estuvo compuesto por Ignacio Fernández, Nicolás Fonseca y Santiago Simón. Más: Germán Pezzella quedó emparejado todo el encuentro con el potente Hulk.
“No salió absolutamente nada de lo que planificamos. Sufrimos en todas las líneas y con un rival con jerarquía la pagás caro. No fuimos el equipo duro que queríamos ser, y eso el rival lo vio y lo aprovechó. Veníamos siendo un equipo duro y fallamos ahí. No tuvimos esa condición de equipo duro que somos para enfrentar a un equipo que se nos plantó claramente con sus armas y jerarquía. Deyverson y Hulk son fuertes, potentes, y ellos lo utilizan mucho. Entonces saltaron líneas, que era una posibilidad y ellos lo hacen bien. Sabíamos que iba pasar eso», repitió tras la goleada el Muñeco, quien también supo ganarse el apodo de Napoleón por las muchas batallas obtenidas con su inteligencia táctica y estratégica.
La gestión de los juveniles es otro de los puntos por atender. Gallardo pasó de utilizar poco a Franco Mastantuono a enojarse por su partida a Real Madrid. Para el entrenador, el zurdo de 17 años era titular indiscutido e indispensable en su proyecto hasta fin de año. Pero la situación era distinta un par de meses atrás.
“Mastantuono es parte de nosotros, tiene 17 años, está en pleno crecimiento y todavía tiene mucho para evolucionar. Ya que esté acá es un privilegio. Pero conmigo, un chico de 17 y otro de 18 recién cumplidos no van a ser salvadores. Tienen mucho para crecer, son grandes jugadores y un potencial enorme para sumir esas responsabilidades. No les voy a tirar esa responsabilidad encima si siento que no están preparados. No corresponde», argumentó el entrenador a fines de enero de este año.
Para muchos ahora podrían llegar los momentos del extremo Ian Subiabre, del goleador Agustín Ruberto (se recupera de una lesión ligamentaria) y del zaguero zurdo Lautaro Rivero, repescado tras sus buenos rendimientos en Central Córdoba o Bautista Dadín, el goleador de la Reserva que firmó un contrato con una cláusula de rescisión de 100 millones de euros. Sin embargo, Gallardo pretende reforzar los puestos en los que juegan los juveniles y la sensación es que volverán a arrancar desde atrás en la consideración.
Así, de cara al último semestre del año, Gallardo parece haber tomado nota de algunos errores y por eso apuesta por un nuevo plantel, con la salida masiva de jugadores a los que les tiene aprecio pero que no han dado la talla y con la incorporación de futbolistas más afines a sus gustos. Desde ahí se puede entender la polémica contratación de Maximiliano Salas y la búsqueda de Juan Fernando Quintero. ¿Podrá el Muñeco recuperar la memoria del laureado e histórico River de su primer ciclo?