Bajo el maremoto electoral que ha sacudido a la coalición gobernante de Japón se mueven las corrientes del discurso de la derecha con tintes trumpianos que recorren el globo. La formación del primer ministro, Shigeru Ihhiba, el conservador Partido Liberal Demócrata (PLD), y su tradicional aliado, el minoritario Komeito, se dejaron en los comicios parciales del domingo la mayoría que ostentaban hasta ahora en la Cámara alta de la Dieta (el Parlamento nipón). La debacle se suma a la que ya habían sufrido en las elecciones del pasado octubre, cuando perdieron la mayoría en la Cámara baja, con más peso político. Y podría suponer un giro de guion para un país que ha sido gobernado por el PLD casi sin interrupciones desde 1955.
Buena parte de la dentellada recibida se explica por un voto de descontento entre los jóvenes que ha ido a parar a partidos pequeños de sesgo populista que reclaman recortes de impuestos, cuestionan el estado actual de las cosas, recelan de los partidos tradicionales, y convencen con los cantos de sirena sobre la grandeza del pasado. En algunos casos defienden discursos abiertamente xenófobos y contrarios a las políticas de género.
El caso paradigmático ha sido Sanseito, una formación nacida en 2020 a través de un reclutamiento en Youtube. Su eslogan de campaña era “Japón primero”, con claras reminiscencias del movimiento MAGA (Make America Great Again) que ha impulsado a Donald Trump en Estados Unidos. Ha pasado de 2 a 15 miembros en la Cámara alta, después de colocar el rechazo a la inmigración en el centro del debate político
Su fundador, Sohei Kamiya ―un exmiembro del PLD de 47 años, antiguo gerente de supermercado y exreservista de la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón― culpa a la globalización de los males económicos nipones, advierte en sus mitines de que el país está sufriendo una “invasión silenciosa” de inmigrantes, y ha comparado la entrada de trabajadores extranjeros con el “dopaje”, algo que considera “herético” para Japón.
También ha experimentado un notable incremento el Partido Democrático para el Pueblo (PDP) que ha aumentado su representación en la Cámara también en 13 escaños, pasando de 9 a 22. Considerado de centroderecha en el espectro político, el PDP, muy enfocado en la cuestión económica, ha sido “calificado a menudo de populista por su apelación a la frustración pública con el statu quo y su hábil uso de las redes sociales para ampliar su alcance”, define el Center for Strategic and International Studies en su análisis de los comicios. En las elecciones generales de octubre, esta formación cuadruplicó el número de escaños en la Cámara baja, hasta los 28 escaños.
El éxito de estas dos formaciones nacionalistas muestra algo parecido a una brecha generacional. En torno a la mitad de los hombres y mujeres menores de 40 años optaron por ellos, según un sondeo a pie de urna de la agencia Kyodo citado por The New York Times. Sanseito ha sido especialmente popular entre los jóvenes, con más del 20% de apoyo entre las personas de 18 y 19 años, de acuerdo con la mencionada agencia.
“Se veía un auge de la extrema derecha globalmente. Pero hasta ahora, en Japón la votación no cambiaba mucho la geografía política de la derecha”, explica por teléfono Takahiko Ueno, profesor asociado de Sociología en la Universidad de Tsuru. La explicación, añade, es que hasta ahora, dentro del PLD, la facción del asesinado ex primer ministro Shinzo Abe profesaba “un discurso tan escorado a la derecha” que apenas dejaba hueco. “Ahora se ha creado un margen”, añade este especialista en las cuestiones migratorias de Europa y de España.
Los residentes extranjeros han pasado de 2,23 millones a 3,77 millones en la última década, aunque sigue representando solo el 3% de la población total de más de 120 millones de personas. Desde 2018, se fomenta su llegada como fuerza laboral en un país de población envejecida y menguante. Pero Ueno cree que no se ha fomentado de igual manera políticas sostenibles y de apoyo. “No se acepta [a los extranjeros] como miembros permanentes de la sociedad” y “en ciertas regiones se observa una creciente percepción de que son una carga social y un incremento de los discursos críticos”.
El éxito de la formación Sanseito, añade este académico, ha sido especialmente significativo en ciudades dormitorio “sin demasiado contacto con los extranjeros”, pero donde vive una clase media con inestabilidad económica que a menudo ve cómo los sueldos no les llegan para vivir y formar una familia.
En una encuesta al inicio de la campaña, cuando a los ciudadanos se les preguntó qué factor guiaba más su elección, el 31,2% citó las políticas relacionadas con los precios, el 18% mencionó el bienestar público, el 11,5% hizo hincapié en la ayuda a la infancia y el declive demográfico, y el 9,4% prefirió el crecimiento económico y las cuestiones laborales, según Kyodo.
Aupado en parte por una situación económica complicada, el discurso más extremo ha prendido, y hay incluso otra formación nueva, el Partido Conservador de Japón, nacida en 2023, que ha logrado acceder por primera vez a la Cámara alta, con dos asientos, gracias a un fuerte discurso antiinmigración, anti-LGTB y anti igualdad de género. También logró el año pasado entrar en la Cámara baja.
A pesar de los malos resultados, el primer ministro, Ishiba, ha asegurado que no abandonará el cargo. Pretende seguir al mando para hacer frente a un momento de “crisis nacional”, dijo tras los comicios, cuando los hogares se resienten de los altos precios y mientras Tokio negociaba un acuerdo de aranceles con Washington, que finalmente se cerró este miércoles de madrugada.
Ahora, es posible que un espectro político que vira hacia la derecha en Japón tenga consecuencias dentro de sus propias filas. Miembros de la ejecutiva de su partido han asegurado este miércoles que consideran “inevitable” su dimisión tras el importante revés sufrido, según han recogido los medios nipones. Es probable que Ishiba, considerado un moderado, tome la decisión final en agosto, han añadido. El partido seguramente mire entonces hacia las facciones más duras para tratar de tapar la sangría de votos.