Las prepagas suben antes de la inflación mientras las obras sociales sostienen la salud de los trabajadores

Las prepagas suben antes de la inflación mientras las obras sociales sostienen la salud de los trabajadores

En estos días, nueve empresas de medicina prepaga decidieron aplicar nuevos aumentos a sus cuotas incluso antes de que se conociera oficialmente el dato de inflación. Lo hicieron con porcentajes que van del 1,6% al 2,9%, adelantándose a cualquier criterio de transparencia y sin esperar la publicación oficial del INDEC.

Una vez más, el negocio de la salud privada demuestra que su lógica no es cuidar la salud, sino blindar sus ganancias.

En contraste, las obras sociales sindicales —esas que el movimiento obrero conquistó y sostiene con el aporte de los trabajadores— no aumentan sus cuotas más allá de lo que indican las paritarias salariales. Es decir: si el salario sube, el aporte crece, pero siempre en relación directa a la capacidad de pago de los trabajadores y trabajadoras, no a la especulación financiera.

El negocio frente al derecho

Las prepagas, amparadas en la desregulación que impulsó el gobierno de Milei, han convertido la salud en una mercancía más. Sus incrementos constantes expulsan a miles de familias que, después de años de pagar, se ven forzadas a abandonar su cobertura. Mientras tanto, las obras sociales sindicales sostienen hospitales, clínicas y centros de atención que atienden a sus afiliados sin discriminar por edad, preexistencias o ingresos.

La diferencia no es menor: para una prepaga, un paciente mayor o con enfermedades crónicas es un “costo”. Para una obra social, es un compañero que merece cuidados y respeto.

Una conquista del movimiento obrero

Las obras sociales no nacieron de la nada: son fruto de décadas de lucha del sindicalismo organizado y del modelo de justicia social que el peronismo puso en pie desde 1945. Son parte de esa red solidaria que hace que un trabajador en Formosa y otro en Tierra del Fuego puedan acceder a atención médica de calidad, porque el sistema es solidario, federal y sin fines de lucro.

Hoy, mientras las prepagas se adelantan a la inflación para maximizar utilidades, las obras sociales siguen priorizando la salud sobre el negocio, a pesar de las dificultades económicas y la caída del poder adquisitivo.

Defender lo nuestro

La avanzada del mercado sobre la salud no es casual: busca quebrar un sistema solidario para reemplazarlo por uno puramente comercial. Los trabajadores debemos entender que cada cuota sindical, cada aporte, es un ladrillo más en la construcción de un sistema que nos pertenece y que debemos defender.

Mientras las prepagas hacen números para sus accionistas, las obras sociales siguen garantizando lo que para nosotros no es un privilegio, sino un derecho humano básico: la salud.

Porque, como enseñó Perón, la verdadera grandeza de un país no se mide por las ganancias de sus empresas, sino por la felicidad y el bienestar de su pueblo.

Víctor Santa María es secretario general del SUTERH