Las últimas encuestas en Bolivia prevén una segunda vuelta entre dos candidatos presidenciales de derecha

Las últimas encuestas en Bolivia prevén una segunda vuelta entre dos candidatos presidenciales de derecha


Bolivia comenzó la semana de sus elecciones presidenciales con dos claras conclusiones de las últimas encuestas. La primera es la proyección de una segunda vuelta entre los candidatos de oposición Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga; la segunda, el inédito porcentaje —hasta 30%— que suman los indecisos, los votos en blanco y los nulos, algo poco común a estas alturas de la carrera. Así lo evidencian los tres sondeos de opinión publicados el fin de semana, que además trazan una drástica caída en la intención de voto por Andrónico Rodríguez, antiguo delfín político de Evo Morales, que ha pasado del tercer al cuarto o quinto puesto, según el caso.

De confirmarse estas previsiones, los resultados del domingo 17 de agosto llevarían, por primera vez, a que se dispute una segunda vuelta en Bolivia desde que se introdujo en la Constitución en 2009. El desempate está previsto para el 19 de octubre. Sin embargo, la Asamblea ya estará configurada, de confirmarse los sondeos, con un bloque mayoritario de derecha por primera vez en 20 años.

Los sondeos de opinión en Bolivia han sido históricamente imprecisos. En el proceso electoral de 2020, por ejemplo, subestimaron el apoyo al actual presidente, Luis Arce, con un promedio de casi 13 puntos de diferencia, una de las fallas más grandes en América Latina, de acuerdo con un estudio del Celag.

“Los liderazgos de Doria Medina y Quiroga no son una garantía, podrían simplemente reflejar que todas las encuestas están midiendo el mismo universo urbano y accesible, mientras ignoran las corrientes subterráneas que podrían provocar una sorpresa el día de la elección”, comenta Ricardo Fernández, economista y doctorando en Estadística en la Universidad de Granada.

El voto rural representa alrededor del 30% del electorado y ha sido la base con la que el Movimiento al Socialismo (MAS) cimentó sus dos décadas de gobierno. Para Fernández, los sondeos de opinión cubren de forma deficitaria este sector del sufragio: “Investigaciones señalan que las metodologías telefónicas son estructuralmente incapaces de captar al 15% de la población sin acceso a celular, un segmento con clara inclinación política”.

Las encuestadoras han defendido que, para hacer su muestra más representativa, abandonaron la recolección por teléfono y realizan todas sus entrevistas de forma presencial. “Esto no elimina el riesgo: muchas veces las empresas están obligadas a reemplazar localidades de la muestra original por otras más accesibles. Esto demuestra que el error de subcobertura rural ha mutado: ya no es solo un defecto de diseño, sino un desafío logístico y operativo”, detalla Fernández.

El otro factor que podría sacudir el resultado previsto es el voto que se oculta entre los indecisos y los sufragios en blanco, al que se atribuye haber sido decisivo para la victoria de Arce en 2020.

“Siempre es posible que ese porcentaje de indecisos se concentre en un candidato que sostenga un proyecto político distinto al que ofrecen Samuel y Tuto. En este caso, sería Andrónico. Eso podría hacer variar la elección, todo depende de cuán presente esté en la mente del electorado la polarización”, defiende Óscar Gracia, magíster en Filosofía Política y docente de la Universidad Privada Boliviana. Estos elementos que podrían inclinar la balanza a favor de Rodríguez no eclipsan el descenso que ha experimentado en su popularidad. Comenzó las encuestas afianzado en un tercer puesto, con casi el doble del porcentaje que le atribuyen ahora los últimos sondeos.

Gracia argumenta esta caída con dos puntos. El primero, la incapacidad de Rodríguez para concentrar el apoyo de la izquierda y de los movimientos populares. El segundo, no haber podido escapar de la sombra del MAS —fue presidente del Senado en el actual Gobierno—, partido al que la población culpa de la actual crisis económica e institucional.

“Hay una resignación en las nuevas generaciones con el sistema político. No hay opciones de renovación posibles en la derecha ni en el centro; menos aún en la izquierda”, apunta. Tampoco se puede obviar el descontento que parece haber generado la elección de la exministra de Planificación Mariana Prado como candidata a la vicepresidencia, por no tener vínculos sindicales ni con los movimientos sociales.

La Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari retiró este lunes su apoyo a Rodríguez, a través de declaraciones de su dirigente David Mamani: “Nos alejamos de manera definitiva del pacto popular por no haber respetado la resolución que pedía el cambio de las candidatas Prado y Susana Bejarano [a senadora] por no ser electas orgánicamente a nivel sindical”. Las mismas condiciones exigió, en un comunicado, la Federación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia.

El sector minero fue una de las bases del MAS para mantenerse en el poder, al igual que los cocaleros. Parece que estos últimos tampoco darán su apoyo a Rodríguez, ya que, a pesar de ser vicepresidente de la federación que aglutina a este rubro, su superior era Evo Morales. El expresidente le ha negado su respaldo y empuja más bien a sus votantes a marcar nulo en la papeleta —con porcentajes de hasta el 14% en las últimas encuestas— como un acto de deslegitimación de unas elecciones en las que está inhabilitado para participar.