Los días de Riquelme con Ramón Maddoni y una enseñanza para toda la vida

Los días de Riquelme con Ramón Maddoni y una enseñanza para toda la vida

El fallecimiento de Ramón Maddoni puso de luto al fútbol argentino. Y rápido se sucedieron las condolencias y los recuerdos de los cientos de futbolistas que descubrió con su ojo clínico. “Prefiero decir que soy un delegado antiguo. Dios me dio un don especial, que es encontrar chicos que se destacan. Puedo decir que me fue bien”, contaba Maddoni.

La lista de jugadores que descubrió es extensa: se destacan Carlos Tevez, Fernando Gago, Juan Pablo Sorín, Diego Placente, Esteban Cambiasso, Diego Cagna, Leandro Paredes y Alexis Mac Allister.

También Juan Román Riquelme fue captado por Maddoni, aunque la relación del ídolo de Boca con el formador estuvo marcada por el amor y la distancia. La historia entre ambos la relató Carlos Marinelli, recordado enganche zurdo que sin debutar en Boca se fue a mostrar su fútbol a la Premier League.

«A Román, que es categoría 1978, lo acercábamos al barrio con mi viejo cuando entrenábamos en Boyacá. El no lo suele nombrar a Maddoni porque lo ponía bastante de suplente por un cuestión física: era muy flaco. Pero me acuerdo que una vez estábamos con mi papá en el club y Ramón nos llamó. ‘¿Ven a aquel flaquito? Se llama Román Riquelme y en unos años va a ser el mejor jugador del país. Tiene todo el fútbol en la cabeza’, nos dijo. Y tenía razón», contó Marinelli en una entrevista con Clarín en 2021.

Maddoni también habló de Román en distintas entrevistas, claro. «Riquelme, por ejemplo, no sé si pintaba para ser el gran jugador cuando lo tuvimos. Era flaquito, necesitaba crecer físicamente y por eso lo cuidábamos. Con Fernando Gago lo mismo. No lo poníamos siempre porque si un niño con un físico más bien menudo choca o traba mal, además de lastimarse se asusta. Y si se asusta no puede desplegar en la cancha lo que aprende. Yo les explicaba por qué no los ponía. En el caso de Riquelme fueron muy importantes el trabajo físico que le dieron en Boca y también las vitaminas que tomó en ese momento. Después era impresionante cómo aguantaba la pelota», explicaba Maddoni.

Riquelme, por su parte, en algunas ocasiones se refirió a la relación con Maddoni y el Club Parque, institución donde tuvo un paso fugaz antes de pasar a Argentinos. «Yo jugaba al baby en La Carpita de San Martín y en once en Argentinos, donde los primeros dos años fui suplente porque no quería ir a jugar a Parque. Yo jugaba en mi barrio con mi club y mis amigos. Me dijeron que si el sábado no iba a jugar a Parque, los domingos no iba a jugar nunca en Argentinos», aseguró Román en el programa el Loco y el Cuerdo.

La leyenda cuenta que Román y su papá, Cacho, se plantaron ante los dirigentes del Bicho porque el niño quería jugar sí o sí. «Ramón, si a Román no lo van a tener en cuenta, me lo llevo a otro club», le dijo Cacho a Maddoni. Y el maestro no solo le respondió afirmativamente: un par de años después, lo incluiría en la lista de juveniles que pasaron de Argentinos a Boca en 1996. Del recordado paquete formaron parte Riquelme, César La Paglia, Suchard Ruiz, los hermanos Islas, Lucas Gatti, Coloccini, Ariel Rodó y el mencionado Marinelli.

En la mencionada nota con Clarín, Carlos Marinelli describió una anécdota que pinta de cuerpo entero la pedagogía de Maddoni.

Carlos Marinelli tuvo que convivir con el mote de crack desde los 5 años. Unión Vecinal de Villa de Mayo, Talar Junior de El Talar y San Calal de Adolfo Sourdeaux fueron los primeros clubes que lo vieron brillar. Lo inevitable sucedió y el zurdito no tardó en llamar la atención de los reclutadores de la zona. Un amigo de la familia fue quien lo acercó al mítico Club Social y Deportivo Parque. Corrían los primeros meses de 1990. Ramón Maddoni y Yiyo Andretto lo recibieron con los brazos abiertos. Y la enseñanza número uno llegó en la práctica inaugural.

Se armó un picado 6 contra 6 entre las categorías 1981 y 1982. Marinelli, el nuevo, agarró la pelota y se puso a gambetear. Era su gracia, al cabo. El zurdo eludió a cada uno de los rivales y falló la definición por poco: se la cacheteó el arquero. La historia cuenta que Maddoni hizo sonar el silbato con furia y detuvo la práctica para mandar al banco de suplentes a todos los compañeros de campo de Marinelli. Lo dejó solo con el arquero y le entregó nuevamente la redonda. El juego se reanudó y Marinelli volvió a gambetear a todos, esta vez arquero incluido, pero su remate final se chocó con el palo.

Las 200 personas que observaban el entrenamiento se unieron en un aplauso. El partido siguió y el gambeteador corrió de acá para allá mientras los rivales se pasaban la pelota. Fueron apenas unos minutos. Maddoni volvió a hacer sonar el silbato y llamó al pibito. “¿Estás cansado? ¿Viste que solo no se puede jugar al fútbol?”, le dijo el Maestro. Desde entonces el protagonista comprendió que el fútbol era un deporte colectivo.

«Maddoni me mostró otra cosa en Parque. Era un tipo que enseñaba a jugar al fútbol de verdad. Te daba fundamentos, te hacía patear con las dos piernas. No es casualidad que haya sacado a tantos jugadores», aseguró Marinelli, que tuvo pasos por Middlesbrough, Torino, Racing y Sporting Braga.