Los indicios de la llegada de la primavera se advierten tanto en la moda como en la belleza. Con la nueva estación llegan las tendencias de maquillaje: los estilos cambian radicalmente y los productos presentan fórmulas acordes a la temporada que recién comienza.
“Uno de los looks del momento es el maquillaje de acabado luminoso, más conocido como glowy. Una propuesta súper popular que busca lograr una dermis radiante, jugosa y de aspecto saludable a través del make-up”, cuenta Maia Minkevich, maquilladora profesional & Trainer de ventas y servicio en Estée Lauder.
Se logra hidratando previamente la piel y aplicando luego bases ligeras con acabado brillante, iluminadores líquidos o en crema en puntos estratégicos, y un rubor suave para un efecto fresco y juvenil. La idea es aportar una luminosidad natural que resalte los rasgos. “Esta opción admite combinaciones glamorosas al sumar sombras iridiscentes, acabados metálicos y delineados gráficos en los ojos, gloss en los labios o rubores en las mejillas con tonos intensos como fucsia o naranja difuminado hacia las sienes”, agrega.
Un pariente de ese estilo es el look mannequin skin. “Esta trend transmite una piel impecable, sin exceso de polvo, trabajada con bases ligeras y sérums con color. Se acompaña de cejas suavemente destacadas, labios nude y un toque de brillo estratégico en pómulos. Es un look versátil, elegante y con estética futurista que conquista tanto pasarelas como redes sociales”, precisa Dai Gonzalez, National Artist de MAC Cosmetics.
De igual modo, quienes buscan verse más naturales, tienen la opción de darle un toque de dramatismo a la mirada con delineados gráficos o esfumados en negro intenso o colores en la gama de los marrones. “También están permitidos los tonos vibrantes, como azul eléctrico y verde esmeralda. Los labios se dividen en dos polos: el nude glossy minimalista y el rojo vibrante de acabado mate o satinado. Además, resurgen los acentos metálicos en párpados y pómulos, ideales para elevar un look veraniego”, describe Dai Gonzalez.
Por su parte, Carolina Calabria, Brand Manager de Idraet Pro Make Up, hace una distinción entre el maquillaje de día y el de la noche. “En las opciones diurnas domina el estilo natural, donde el maquillaje se realza sin parecer excesivo. Aquí, el rubor en tonos corales, duraznos y rosados tendrá un rol central para lograr el famoso efecto sunkissed o piel ‘besada por el sol’, que aporta calidez y frescura al rostro”, comenta.

En cambio, con el look de noche cobran estelaridad los labiales en tonos cereza o ciruela, las sombras plata o peltre, el clásico delineado cat eye (ojo de gato) y el drapping, un contorno realizado con rubores para darle mucha luz a la cara.
Y hay más. “Esta será una temporada donde vamos a ver cómo el maquillaje se vuelve más lúdico y expresivo mientras se deja atrás la rigidez del maquillaje pulcro. Se abre el juego a propuestas más libres, que acompañen la personalidad de cada persona. Por eso, veremos pieles luminosas, labios con tintes ligeros y rubores cremosos y refrescantes”, cuenta Guadalupe Barreto, maquilladora oficial de Avon en BAFWeek.
Esta temporada, Avon presentó en BAFWeek el look Acuarela Bloom, una propuesta que pone a los ojos en el centro de la escena, con colores como lavanda, celeste, rosa claro o menta, que devuelven un efecto etéreo sobre la piel. “Si bien a primera vista puede parecer muy audaz, esta técnica es versátil, ya que se puede llegar a acabados delicados o vibrantes según la intensidad de los tonos que se elijan. Buscamos transmitir un concepto clave: el maquillaje es una forma de expresión”, dice Barreto.
Y agrega: “En el último tiempo ya vimos cómo perdió fuerza el llamado clean look, una propuesta ultraminimalista donde se buscaba simplemente destacar el rostro de forma sutil. Ahora vuelven a ganar peso los colores para desplegar la creatividad y la autoexpresión”.

Consultada por las tendencias, Mariela Tappa, jefa de Nuevos negocios en Perfumerías Pigmento, cadena que comercializa de forma exclusiva la marca Mia Colors, se enfoca en los esenciales del momento. “El rubor se convierte en el gran protagonista. Se aplica más arriba en los pómulos para estilizar y generar un efecto lifting inmediato. También gana fuerza la técnica blush stacking, que combina diferentes texturas para lograr mayor intensidad.”
Los tonos cálidos -como el terracota y el coral- siguen dominando con el estilo sunburnt. La temporada también se inclina por un enfoque multiuso minimalista: “Con solo un delineador de labios y un rubor en crema se puede crear un look completo en mejillas, labios, párpados, nariz y sienes, logrando un resultado fresco, versátil y ultra práctico para el verano”, agrega Tappa.
Para la experta, otra de las tendencias que pisa fuerte es el blonzer, que mezcla rubor y bronceador para sumar calidez y dimensión al rostro. “Las texturas líquidas modulables son clave, ya que se difuminan con facilidad y dejan un acabado luminoso, fresco e hidratado. Hoy, el look se completa con las cejas naturales estilo brow-lick, donde los pelitos se dejan fluir y solo se fijan con gel, mostrando sus remolinos en lugar de buscar una perfección rígida”, puntualiza.
Lo que el invierno se llevó
Ante la pregunta sobre qué se dejó de usar, Gumi Giovannacci, Pro Make Up Artist para L’Oréal Paris responde: “Las pieles mates y pesadas, así como los maquillajes muy cargados tanto en ojos como en labios. Por eso no hay que usar bases de alta cobertura tipo mask effect o labiales ultra secos”.
Según la especialista, tampoco van más los rubores aplicados solo en el centro de las mejillas ni las cejas demasiado rígidas o artificiales. “La tendencia va camino hacia la naturalidad, la frescura y el maquillaje versátil que realza en lugar de cubrir.”
A tal fin conviene invertir sí o sí en delineadores labiales: son la clave para lograr una boca con efecto mordido. Esto es, con un degradado de color que es más intenso en el centro y se difumina suavemente hacia los bordes. Se trata de una técnica que emula a un mordisco suave, y se inspira en las tendencias de belleza coreana que hoy en día suman bordes suavemente difuminados en tonos nude o berries claros. Según los maquilladores, combinados con gloss tipo cherry-glazed, estos toques permiten un acabado jugoso.
“Además hay que tener rubores en crema, porque se adaptan a la tendencia de piel fresca y natural, se difuminan con facilidad y permiten una versatilidad apta para modular según el look, desde un efecto sunburnt hasta mejillas de muñeca, estilo doll-like”, explica Tappa.
El primero simula de forma segura el enrojecimiento y bronceado natural que la dermis adquiere después de exponerse al sol, aplicando un blush o productos similares en la zona alta de los pómulos y el puente de la nariz, creando una especie de “W”.
El segundo pone en primer plano a los cachetes. Para eso, se vale del uso de un color rosado o baby pink que se difumina bien para crear un efecto juvenil, “simulando unas mejillas sonrojadas y de muñeca”, concluye Tappa.