Los gritos y las lágrimas del empresario que es juzgado por lavar dinero para una banda narco

Los gritos y las lágrimas del empresario que es juzgado por lavar dinero para una banda narco

El Tribunal Oral Federal de Corrientes comenzó a juzgar al propietario de una concesionaria de autos de Pilar, al norte del Gran Buenos Aires, acusado de lavar dinero del narcotráfico para una banda que operó entre 2011 y 2014 en Misiones.

La acusación recae sobre Carlos Rodolfo Maronna (45), quien proveía de vehículos de alta gama al líder de la organización y sus allegados, y también se sospecha que adquirió al menos cuatro lujosos vehículos con dinero que recibió por esas operaciones.

En la primera audiencia, Maronna declaró ante los jueces y negó las imputaciones, aunque reconoció que manejó la concesionaria sin tomar los recaudos necesarios ante algunas ventas que podrían generar sospechas.

A los gritos y llorando, el empresario buscó mostrarse como un perseguido y víctima de los medios de comunicación.

Sostuvo que nunca fue narcotraficante ni formó parte de la organización que lideraba Ricardo Eduardo Rodríguez -se hacía llamar Ricardo Gabriel Sosa-, el propietario de la concesionaria RR VIP de Posadas, donde se blanqueaba parte del dinero proveniente del contrabando y el tráfico de marihuana desde Paraguay.

En la etapa previa, sus abogados habían intentado suspender el debate al considerar que su cliente no estaba en condiciones psíquicas de afrontarlo, pero los informes médicos presentados fueron insuficientes.

Según la acusación de la Unidad de Información Financiera (UIF), ARCA y el fiscal federal Carlos Schaefer, a través de la firma Maronna Automóviles SRL, el imputado colaboró para poner en circulación el dinero ilícito producido por la banda narco.

Para ello se realizaban operaciones de compra y venta de vehículos que luego Rodríguez comercializaba a través de su firma. Para no exponer a los integrantes de la organización, Maronna extendía a nombre de Rodríguez autorizaciones para manejar los vehículos sin que los registrara a su nombre

Entre 2011 y 2014, Maronna les vendió a Rodríguez y sus allegados un total de 13 vehículos. Uno de ellos, una Audi Q5 que en septiembre de 2013 fue secuestrada en Mendoza con 1.200 kilos de marihuana.

Además, comercializó una Toyota Hilux SRV, un Corolla XEI, un lujoso BMW X6, un BMW 325i, una moto Honda CBR 600, una Hilux 4×4, otra Hilux pero 4×2, una Renault Duster Dynamique, una Hilux SW4 4×4, una Ford Ranger XLT 4×4, otro Audi Q5 y una Dodge RAM 1500.

En el mismo período y con dinero que habría obtenido por no reportar esas operaciones sospechosas, Maronna registró a su nombre un Mini Cooper que luego le cedió a Rodríguez. También, una poderosa moto BMW S1000RR, una coupé Hyundai Génesis y otro Mini Cooper.

De acuerdo con la imputación, todas estas maniobras les permitieron a los integrantes de la organización darle apariencia lícita a los bienes provenientes del narcotráfico, posibilitando así la reutilización de su producido.

La banda fue desbaratada por Gendarmería Nacional en octubre de 2014 y todos sus integrantes fueron condenados por la Justicia Federal de Corrientes, excepto Maronna, quien sospechosamente logró un sobreseimiento por parte del juez federal Carlos Vicente Soto Dávila y el secretario penal Carlos Pablo Molina, quienes años después fueron condenados por integrar una asociación ilícita que beneficiaba a narcos.

Molina incluso tiene otra causa abierta en la Justicia Federal por la devolución irregular de varios vehículos que fueron secuestrados en esta causa. Por ese hecho está procesado y espera que la Justicia fije fecha para el juicio que podría terminar en su tercera condena.

Fuentes vinculadas a la causa dijeron que Maronna estaba obligado a solicitar a sus clientes que justificaran el origen del dinero utilizado para adquirir los vehículos. Y en los casos donde tuviera sospecha que podrían tener un origen ilícito, realizar un ROS (Reporte de Operación Sospechosa) a la UIF.

En su declaración ante el Juzgado Federal de Corrientes, Maronna había dicho que a Rodríguez lo conoció con el nombre de Gabriel Sosa y que la relación que los unía era meramente comercial.

Según su relato, este hombre siempre le pedía registrar el vehículo a nombre de un familiar o conocido y que a él sólo le importaba realizar la venta del rodado y poder hacerse de la comisión

Señaló que Rodríguez también quería comprar camiones y propiedades en Buenos Aires. Y que incluso se enteró que luego había adquirido dos viviendas en la zona de Pilar.

Rodríguez siempre hacía las operaciones con dinero en efectivo y le reveló a Maronna que también tenía en Misiones un complejo turístico, una maderera y un corralón de materiales de construcción. “Un tipo muy serio que venía con vehículos muy nuevos y daba confianza”, alegó.

En caso de ser hallado culpable del delito de lavado, Maronna podría recibir una condena de entre cuatro años y medio y 13 años y cuatro meses de prisión.

Una hermana de Carlos Rodolfo Maronna, María Eugenia, también está procesada por lavado de activos junto a Fernando Aldo de Bortoli y Ricardo Gabriel Sosa (Rodríguez). Próximamente serán juzgados por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 4 de San Martín.