Solo hay algo que se interpone en la ruptura definitiva entre Brad Pitt (Oklahoma, 61 años) y Angelina Jolie (Los Ángeles, 50 años). Son los viñedos del Château Miraval, la finca en la Provenza francesa que la entonces pareja adquirió en 2008 (con un castillo incluido) y en la que se casó en 2014. Su polémica venta sigue coleando incluso tras haber finalizado su largo proceso de divorcio en diciembre de 2024, tras ocho años de batalla judicial. En plena crisis y con el matrimonio ya roto —se separaron en 2016—, la actriz vendió su parte de los viñedos en 2021, provocando el enfado del actor que, desde una demanda del año 2022, le reprocha haber incumplido los términos iniciales de compra, básicamente, no vender sin el permiso del otro.
Este capítulo sin resolver volvió a abrirse el pasado julio cuando Brad Pitt acusó al comprador de Jolie, el empresario Alexey Oliynik, del Grupo Stoli, de haber tenido información privilegiada para la adquisición, es decir, directamente de su exesposa. Y para demostrar ese supuesto, ahora el intérprete de Seven le reclama en los juzgados a la actriz las comunicaciones privadas de esta venta, que él considera ilícita. Ante la presión del actor, la protagonista de Maléfica se ha acogido al privilegio de confidencialidad entre abogado y cliente para no atender la demanda.
Según ha publicado la revista estadounidense People, el equipo legal de Pitt argumenta que Jolie ha abusado de este privilegio “para ocultar documentos cruciales”. Los abogados, quienes el pasado 27 de octubre presentaron nuevos documentos ante el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, reiteran su petición de que los mensajes privados de la intérprete salgan a la luz, lo que demostraría su supuesta deslealtad. La defensa del oscarizado intérprete argumenta que “corresponde a Jolie demostrar que las comunicaciones entre personas ajenas al ámbito legal están protegidas por el privilegio [abogado cliente], no a Pitt demostrar lo contrario”.
Por su parte, el pasado 6 de octubre Jolie presentó documentos judiciales con su versión de los hechos, en los que aseguraba que “los acontecimientos que me llevaron a tener que separarme de mi exmarido fueron emocionalmente difíciles para mí y para nuestros hijos”. En su defensa, revelaba que al presentar la demanda de divorcio dejó al actor el control de las casas familiares en Los Ángeles y en Miraval, esperando que esto “lo tranquilizara en su trato conmigo después de un período difícil y traumático”. Aseguraba además que, tras la separación, buscó una nueva casa para ella y sus hijos cerca del actor, para que el contacto con estos fuera sencillo: “En ese momento, mis ahorros estaban invertidos en Miraval y no le había solicitado a Brad pensión alimenticia ni ninguna otra ayuda financiera”, afirmaba.
Sobre su interés en la finca, reveló: “Hasta el día de hoy, mis hijos y yo nunca hemos vuelto a pisar la propiedad, dada su conexión con los dolorosos acontecimientos que llevaron al divorcio”. Antes, la protagonista de Tomb Raider y madre de seis hijos junto a Pitt —Maddox, de 24 años; Pax, de 21; Zahara, de 20; Shiloh, de 19; y los gemelos Vivienne y Knox, de 17— ya había acusado a su exmarido de estar librando una guerra vengativa contra ella desde que esta solicitó el divorcio, e incluso llegó a cuestionar, a través de sus abogados, su interés por el negocio vinícola. Según ellos, mientras que él aseguraba estar volcado en esto, en realidad estaba grabando docenas de películas e “innumerables” apariciones promocionales y viajando por todo el mundo. En cuanto a los hijos de la pareja, la mitad de estos ya reniegan del apellido de su padre. En mayo de 2024 fue la más joven, Vivienne, quien omitió el apellido Pitt de los folletos en la adaptación musical de Broadway de The Outsiders, producida por su madre y en la que fue asistente.










