Lula concede 5.000 millones en ayudas a las empresas golpeadas por el ‘tarifazo’ de Trump

Lula concede 5.000 millones en ayudas a las empresas golpeadas por el ‘tarifazo’ de Trump

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha firmado este miércoles el decreto Plan Brasil soberano para conceder las primeras ayudas a las empresas exportadoras golpeadas por los aranceles del 50% —los más altos del mundo— que EEUU aplica a Brasil desde el pasado día 7. El paquete incluye unos 30.000 millones de reales (5.000 millones de dólares) en créditos, aplazamientos y exenciones en el pago de impuestos y compras gubernamentales. Es la respuesta del Gobierno Lula a un castigo arancelario impuesto por su homólogo Donald Trump en un intento de que los tribunales brasileños olviden las acusaciones de golpismo contra el anterior presidente, Jair Bolsonaro. El café y la carne son dos de los productos más afectados. Lula ha hecho un llamamiento a la calma, ha negado que el juicio a su antecesor sea arbitrario y ha reiterado su entera disposición a negociar con la Casa Blanca, que sigue cerrada en banda.

Lula ha querido dar empaque a la presentación del decreto presidencial. Los presidentes de las Cámaras legislativas y decenas de ministros han participado en la presentación, en el palacio de Planalto, en Brasilia. “Es importante recalcar que no podemos tener miedo o ponernos nerviosos ante una crisis. Las crisis existen para que creemos cosas nuevas”, ha afirmado el mandatario izquierdista. “Lo lamentable es que no hay razones justificadas para imponer aranceles a Brasil”, ha añadido.

El presidente se ha lanzado en busca de nuevos destinos para las exportaciones. “Si Estados Unidos no nos quiere comprar, les vendemos a otros”, ha proclamado Lula, que en los últimos días ha conversado con sus homólogos de China, Rusia, India y Sudáfrica. En los próximos días prevé hacerlo con Alemania, Francia, etcétera.

Al presentar el paquete de ayudas, el jefe del Gobierno brasileño ha anunciado que las empresas pequeñas afectadas tendrán prioridad y exigido a los patrones que no hagan despidos.

También ha dejado claro que quiere abrir como sea un canal de comunicación con la Administración Trump para reencauzar el asunto. Por eso no ha tomado represalias: “No hemos anunciado reciprocidad [en referencia a unos aranceles del 50% a las exportaciones estadounidenses]; no queremos hacer nada que justifique empeorar nuestra relación [con Washington”, dijo.

El presidente insiste en que Trump ataca la soberanía nacional, no al Gobierno, al Tribunal Supremo o al juez que lleva el caso, Alexandre de Moraes, al que Washington le ha impuesto sanciones económicas.

Bolsonaro, al que Trump presenta como víctima de una persecución política, está desde la semana pasada en prisión domiciliaria mientras el juicio contra él avanza hacia la fase final. El juez Moraes le ha dado permiso para que el sábado próximo vaya al hospital a someterse a varias pruebas clínicas.

El saldo de la relación comercial EEUU-Brasil es claramente favorable al vecino del norte, cosa que ocurre con muy pocos países. Por eso, el castigo arancelario ha supuesto un shock a los políticos y empresarios de la mayor economía de América Latina. Casi la mitad de las exportaciones brasileñas han quedado exentas del arancel, pero dos de los productos más presentes en la dieta de los estadounidenses —café y carne— siguen sujetos al gravamen del 50%. Algunas grandes compañías brasileñas afectadas, como el gigante cárnico JBS, la mineradora Vale o Taurus, fabricante de armas, han contratado empresas para hacer lobby ante las autoridades de EEUU, según el diario Estadão.

El diputado Eduardo Bolsonaro ya tiene listo un detallado informe con las supuestas ilegalidades cometidas por el juez Moraes, que ha colgado en Internet y pretende entregar al Gobierno Trump en su empeño de que aumente la presión sobre el Supremo.

El juicio contra el patriarca del clan Bolsonaro está a punto de entrar en la fase decisiva. Este miércoles acaba el plazo para las alegaciones finales de los acusados —el expresidente, varios ex ministros y el antiguo jefe de la Marina—. Aunque inicialmente estaba previsto que el Supremo dictara sentencia en septiembre, la prensa brasileña apunta que uno de los magistrados podría pedir un aplazamiento para estudiar mejor el caso.