Ni en sus peores pesadillas se iba a imaginar Mauricio Macri que, promediando el segundo año de gobierno de Javier Milei, su partido iba a ser el socio menor de La Libertad Avanza en una lista violeta que no tiene ningún registro de la existencia del PRO en el nombre de la alianza. El partido amarillo que llegó a tener el manejo a la vez del Gobierno nacional, bonaerense y porteño parece ir así camino a disolverse como planeó desde el comienzo Karina Milei. Ante esto, Macri guarda silencio y sigue de viaje por el exterior. Ya enfrenta rumores de que dejará la presidencia del PRO que, aunque infundados, marcan el clima del momento. No obstante, hay una joya que todavía se resiste a entregar: la Ciudad de Buenos Aires. Por el momento, es bien difícil que haya un acuerdo similar en la Ciudad. Pero puede ser que hasta eso tenga que ceder.
El acuerdo llegó luego de difíciles negociaciones que culminaron la semana pasada. Pero que no fueron ni por la boleta que no tendrá nada de amarillo ni por el nombre del frente, que finalmente es: Alianza La Libertad Avanza, sin una pisca de identidad PRO. No. Todo eso ya lo habían resignado. Lo que buscaron hasta último momento es que no quedaran intendentes del PRO afuera. Y lo consiguieron, con promesas de que conservarán (mayormente) el manejo de sus listas de concejales.
Salvo eso, es poco lo que se puede mencionar que haya conseguido el PRO en las negociaciones, si se les puede llamar así. Lo que dicen los emisarios del PRO es que no tenían demasiada base sobre la que trabajar: el partido amarillo venía de perder en las elecciones porteñas por paliza (por obra y arte de Macri, agregan algunos). Además, las encuestas los daban con una performance baja en provincia de Buenos Aires si decidían ir solos. Algunos de los negociadores -que ya son más violetas que amarillos- dicen que el trato no fue injusto y que el pedido de Macri de un «acuerdo digno» no tenía bases reales.
Macri se guardó durante toda la negociación y también, hasta acá, se cuidó de decir lo que realmente opina de su resultado deslucido. Este diario consultó a varios de sus hombres de mayor confianza y, con respecto a este tema, la estrategia fue la misma: silenzio stampa.
Se comprende: Macri se jugó a suerte y verdad cuando acompañó personalmente a Silvia Lospennato en la campaña porteña. Y se hundió junto con ella. Le siguieron elecciones como la de Salta, donde el PRO sacó menos votos que la izquierda o la de Santa Fe, donde el PRO se llevó nada más que cuatro de los 33 convencionales. No son números para andar alardeando.
Todo abonó la tesis del sector acuerdista del PRO: sin hacer un acuerdo con LLA, el partido corre riesgo de desaparecer. Ahora, ocurre algo curioso: el partido de Macri se sube al barco de Milei cuando empieza a entrarle agua. Esto se pudo ver en la misma semana del acuerdo en el viaje abortado a Tucumán para evitar una foto del presidente casi sin gobernadores, en las diatribas presidenciales contra los mandatarios provinciales (los del PRO incluidos) y, sobre todo, en las derrotas en el Congreso que sufrió Milei, donde uno de los pocos sectores que lo acompaña incondicionalmente es el PRO.
Sin embargo, el expresidente quedó en una posición de derrota tal que no parece poder «cobrarse» esos favores que ahora le hace, como una de las pocas fuerzas políticas que sigue defendiéndolo en el Congreso, aunque ya no puede garantizarle que las leyes que no quiere, no salgan.
El problema se complejiza con el armado de las listas: si pierde legisladores a manos de Milei, ni eso va a tener para ofrecer. Por eso, no sería conveniente para Macri que el acuerdo en la provincia de Buenos Aires se replique en todos los otros distritos, si se da con las mismas condiciones.
¿Acuerdo porteño?
Fue justamente eso lo que sugirió Cristian Ritondo, quien se lamentó de que no hubieran ido aliados en Ciudad y abogó porque eso cambie: “Yo no estuve en el centro de la escena, me habría gustado que fuéramos juntos en la Ciudad y en todo el país. Lamento que no vayamos juntos. Los porqué no los sé. Hay distintas voces. Espero que para la elección de octubre podamos tener una puesta distinta e ir juntos en muchos distritos del país», remarcó Ritondo. Cerca de Macri, la idea de hacer acuerdos en los mismos términos que los que cerraron en provincia de Buenos Aires –donde Karina Milei maneja la lapicera– solo despierta toses nerviosas.
En Ciudad, no obstante, no está descartado que terminen yendo en un acuerdo, por lo menos del lado del PRO. «Falta mucho», dicen. «Lo que se acordó es una elección local, la de septiembre. Veremos esto cuando se discuta lo nacional», señalan desde el Gobierno porteño.
Hay, sin embargo, una lista larga de factores que juegan en contra de ese posible acuerdo porteño: el desprecio que mostró en público Javier Milei hacia Jorge Macri, la decisión que parece haber tomado Karina Milei de dejarlo afuera de cualquier amnistía, la actitud del bloque de LLA en la Legislatura porteña que ya se llevó a los legisladores de Patricia Bullrich y mantienen total hostilidad a la gestión PRO.
Ritondo también aseguró que Macri se encuentra en sintonía con lo que acordaron. Incluso aseguró que «estaba contento». “Yo vengo hablando, ahora está afuera, cumpliendo su función en FIFA en
el Mundial de Clubes. Vengo hablando con él, casi cotidianamente,
teniéndolo informado. Estaba contento y era lo que él quería que hiciéramos en la provincia de Buenos Aires”, sostuvo.
Macri no dio muestras de esa felicidad ni en su cuenta de Twitter, ni por ningún otro medio. Un silencio que llama la atención. Sigue convenientemente lejos, de viaje en Miami. No solo no hizo comentarios sobre el acuerdo electoral, sino que lo que publicó el mismo día que se concretó fue una selfie con Martín Palermo.
Lo que se dice, fingir demencia.