Más empresas chinas llegan al país y buscan empleados con un requisito clave

Más empresas chinas llegan al país y buscan empleados con un requisito clave


En un panorama global donde China se consolida como potencia económica y comercial, el estudio del mandarín en Argentina experimenta un auge sin precedentes. No es una moda pasajera: profesionales y estudiantes ven en el idioma la herramienta fundamental para insertarse y prosperar en un mercado que se volvió indispensable. La Asociación Cultural Chino Argentina (ACCA) es testigo de este fenómeno, con una matrícula que no para de crecer.

Una de las claves para entender este fenómeno es que cada vez son mas las empresas que consultan por recursos que manejen el idioma chino. Según comenta Vanessa Liao, directora de ACCA, «estas empresas mencionan como clave el dominio del idioma mandarín ya que les permite llegar más rápidamente a sus objetivos vinculados a China, como así también contar con un apoyo adicional de su personal a la hora de viajar a China o recibir a proveedores, clientes chinos».

La creciente presencia de empresas chinas en Argentina, especialmente en el sector minero, ha generado una necesidad urgente de profesionales locales que dominen el mandarín y comprendan la cultura china. A pesar de que la cantidad de argentinos bilingües está en aumento, aún es difícil encontrar perfiles que cumplan con estos requisitos.

Carlos Dubois, presidente de la empresa fabricante china de componentes de baterías CNGR Advanced Material Co. Ltd., destacó que la falta de candidatos es un problema real: «No hay tantos candidatos que sepan de la cultura china y hablen mandarín. Es mucho más común encontrar chinos que vinieron a vivir a la Argentina hace muchos años, y que hablan español.»

Dubois señaló que si existieran más argentinos con estas habilidades, «serían grandes candidatos para estas empresas». La comunicación es un factor clave, ya que muchos de los ejecutivos chinos no hablan inglés. Aprender se considera «una ventaja única» en este contexto. El nivel de mandarín requerido es generalmente el de «una conversación cotidiana».

Desde 2010, la ACCA mantuvo un crecimiento sostenido en su matrícula, albergando actualmente a 1.600 estudiantes distribuidos en sus 15 niveles. En 20 años, más de 10.000 personas han pasado por sus aulas. Este aumento es especialmente notorio en los últimos 2 o 3 años, donde la demanda se disparó.

«Hemos observado un incremento significativo en la demanda de aprendizaje del idioma chino mandarín entre estudiantes, graduados y profesionales del sector», confirma Ana Kuo, presidenta de ACCA.

El perfil del estudiante es variado: desde profesionales del comercio exterior, contadores, abogados, ingenieros y arquitectos, hasta estudiantes de negocios y relaciones internacionales. La mayoría de ellos se acerca con una motivación clara: intercambios comerciales y profesionales con China.

Una clase de mandarín en el Centro Universitario de Idiomas. Foto Archivo Xinhua

Ernesto Taboada, CEO del Consejo Chino Argentino, enfatizó que aprender el idioma va de la mano con el entendimiento de la cultura. «Aprender chino también es aprender su cultura, que es milenaria», afirmó. Este aumento en la demanda de personal ha impulsado el crecimiento de institutos que enseñan el idioma, siendo el chino el que cuenta con la mayor cantidad de estudiantes en el Centro Universitario de Idiomas.

Taboada también destacó el crecimiento de la comunidad china en el país: «Tenemos casi 200 mil personas de origen chino viviendo en nuestro país. Eso hace una necesidad hablar chino.» Ambas voces coinciden en que la tendencia de argentinos que se suman al estudio del mandarín continuará en ascenso.

Comprender la cultura china

Para los estudiantes, el desafío va más allá de la gramática y los tonos. Martín Urribarri, un profesional de logística internacional que trabajó con la marca Huawei y hoy con Xiaomi, es un ejemplo de esta dedicación. Con cinco años de estudio de chino en el CUI, Urribarri subraya: «No es solo hablar; es entender a una cultura de más de cinco mil años. Mi nivel de chino es intermedio. El chino es un idioma tonal; a nosotros nos cuesta mucho más aprenderlo».

Urribarri enfatiza la importancia de la inmersión cultural: «Una de las cosas más importantes para ellos es entender su cultura. Cómo relacionarse con ellos. Porque si no conocés cómo se relacionan ellos, podés hacer cosas que podrían tomarse como falta de respeto». Para él, el proceso ha sido una «curva de aprendizaje, de no entender nada y frustrarse a disfrutar el proceso; aprender el idioma no es solo comunicarse sino entender la cultura y aprender sobre ella».

Una idioma con alto valor agregado

La percepción de que el chino es una inversión a futuro es compartida. Como señaló Alejandra Conconi, CEO de la Cámara Argentino China, el mandarín es «un idioma con un alto valor agregado». Aunque las empresas aún no demandan masivamente personal con chino como requisito excluyente, sí lo consideran un «plus decisivo» en el currículum, y muchas ya co-pagan o apoyan económicamente a sus empleados que deciden estudiarlo.

«En un año podés rendir el examen internacional HSK1 de idioma chino, una gran motivación además de las posibilidades que brinda el gobierno chino de becas completas para viajar a estudiar», comenta Urribarri, destacando los incentivos para avanzar.

Para el empresario Atila Teitelbaum, quien importa y exporta productos chinos, la necesidad es clara: «La creciente influencia china impulsa una fuerte demanda de profesionales con conocimientos de mandarín en empresas argentinas, desde grandes compañías hasta PyMEs».

Atila subraya que el idioma «facilita viajes de negocios eficientes y genera confianza y respeto con proveedores chinos, traduciéndose en mejores acuerdos comerciales». Además, es «crucial para resolver problemas y desarrollar proyectos serios en el ámbito de la importación», y «todos los niveles son valorados».

Sobre la financiación de los cursos, Atila detalla que «actualmente las opciones son variadas. Las empresas que consideran el manejo de chino como algo clave, optan por pagar los cursos, sin embargo, aquellas que lo ven como un valor agregado pero no obligatorio, eligen una opción mixta donde co-pagan la formación».

También resalta que muchas compañías «motivan y apoyan económicamente a aquellos empleados que sepan mandarín, ya que adquieren una herramienta clave para su desarrollo personal y profesional».

La necesidad de comunicación directa

La creciente apertura de China al mundo, impulsada por su política diplomática de la «Nueva Ruta de la Seda» (que involucra inversiones, comercio y tecnología), exige a profesionales locales de diversas áreas (bancos, automotrices, laboratorios, minería, energía, etc.) poder dialogar fluidamente con inversores y estrategas chinos.

El argumento es contundente: si bien existen traductores y aplicaciones, el contacto directo es invaluable. El inglés, aunque útil, no es universal en China, especialmente entre proveedores de más de 50 años o en servicios básicos como el transporte. Además, muchos proveedores locales de nicho cruciales para las cadenas de abastecimiento solo hablan mandarín, y acceder a ellos es clave para proyectos serios o encontrar productos específicos.

«Entender un idioma es la manera cabal, profunda y directa de entender la cultura de un pueblo», resume la filosofía detrás de esta ola de aprendizaje.

Con cursos virtuales que llegan al 30% del interior del país y al 5% del exterior, y cada vez más colegios incorporando el chino a su currícula, el mandarín deja de ser una excentricidad para convertirse en una herramienta estratégica en un mundo cada vez más interconectado con Oriente. No solo abre puertas comerciales, sino que también ofrece un enriquecimiento personal y cognitivo, activando ambos hemisferios cerebrales y contribuyendo a mantener la mente activa.