El ataque vía Twitter del Presidente al niño con autismo Ian Moche no fue un caso aislado. A la par del ajuste con que castiga a las personas con discapacidad, Javier Milei acumula varios dichos y posteos agraviantes hacia el colectivo, que vienen desde los primeros meses de su gestión. Ya a principios de 2024, en plena disputa por los fondos provinciales con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, lo llamó «down» para insultarlo desde su cuenta oficial. Aquel episodio levantó las alarmas de las organizaciones como la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA). «Estas palabras, especialmente cuando provienen de una figura de tan alta responsabilidad, refuerzan miradas obsoletas y excluyentes que perpetúan el estigma y la exclusión hacia personas con discapacidad, sujetos de derechos que merecen un trato digno y respetuoso», dijeron entonces. La saga continuó con otros términos similares como el que soltó desde el living televisivo de su exnovia Yuyito González y hasta con una resolución publicada en el Boletín Oficial en el que el Gobierno nombró como «idiotas» a las personas con discapacidad intelectual.
El origen de la discusión con Ian Moche
El posteo de Milei contra el chico fue el primero de junio. Fue después que Ian revelara en una entra que el director de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo –exabogado personal del Presidente– le dijo en una conversación privada a su madre que «que tener un hijo con una discapacidad era un problema de la familia y no del Estado», lo que desató el repudio social en medio del debate por la ley de emergencia en el sector, que finalmente Milei vetó luego de su sanción por amplio margen en ambas cámaras.
Esa definición de Spagnuolo que reveló Ian fue un claro ejemplo de cómo el Gobierno trató la problemática desde el primer día de gestión. Tal como contó este diario, Milei y su director de la ANDIS (también fue su abogado personal) planean un recorte este año de 400 mil pensiones, un tercio del total, que es de 1,2 millones. De esas 400 mil bajas que tiene proyectadas, el Gobierno ya recortó 100 mil. En paralelo está ahogando al sistema de prestadores de servicios de salud, educación y rehabilitación, que se declararon en emergencia.
Moche había expuesto a Spagnuolo en una entrevista con Paulino Rodrigues LN+. La bronca del Presidente fue contra ambos, y compartió un video con el estracto acompañado por la frase: «Pautino llevó a un nene con autismo para que opere contra Milei. Resulta que el nene, Ian Moche viene de una familia ultra kirchnerista y ya lo habían utilizado con Massa y Cristina Kirchner», decía el posteo. Milei agregó: «Pautino siempre del lado del mal. No falla nunca al momento de operar en contra del gobierno. Siempre del lado de los kukas… no falla…».
La familia de Ian decidió iniciarle acciones legales «a efectos de que elimine la publicación realizada a través de su cuenta oficial verificada con tilde gris en la red social X el 1 de junio de 2025 a las 12:26 y que se abstenga de realizar publicaciones similares en las redes sociales». Este lunes, Milei intentó desligarse diciendo que «el interés superior del niño» no habilita «restringir la libertad de expresión política en el marco de un debate público”. Básicamente, le dice al niño que se banco los agravios, sin retractarse.
El insulto como norma
A fines del año pasado, durante una entrevista televisiva con su novia Yuyito González, Milei lo hizo de nuevo: utilizó los términos “minusválidos” y “problema mental” de forma despectiva para referirse «a la izquierda», o sea, a los «zurdos de mierda», como los suele llamar.
Desde la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) intentaron explicarle al Presidente por qué debe de dejar de utilizar esos términos para insultar. «Queremos aprovechar la ocasión para explicar que el término «minusvalía» se relaciona con una percepción de “menor valor” o “inferioridad” y, aunque fue utilizado en el pasado, hoy se considera desactualizado y peyorativo. Una condición no implica “valer menos” ni es algo negativo en sí mismo. En cuanto a la referencia a la discapacidad como descalificación, agregamos que no es un insulto y que el término discapacidad no refiere a una limitación intrínseca de la persona; más bien, se relaciona con las barreras que el entorno impone, obstaculizando su participación plena en la sociedad», le contestaron.
La faena se completó con la resolución con que Spagnuolo utilizó términos como «idiota», «débil mental», «imbécil» y «retardado» para calificar a las personas con discapacidad intelectual.
En el documento figuraban oraciones textuales como las siguientes:
* “Según el CI los grupos son: 0-30 (idiota): no atravesó la etapa glósica, no lee ni escribe, no conoce el dinero…”,
* “30-50 (imbécil): no lee ni escribe, atiende sus necesidades elementales, pueden realizar tareas rudimentarias..”
* “50-60 (débil mental profundo): solo firma, tiene vocabulario simple, no maneja el dinero, puede realizar tareas rudimentarias”
* ”RETARDOS MENTALES: Se trata de un déficit en el crecimiento mental y un trastorno cuantitativo caracterizado por escasez del desarrollo intelectual”.
«Estos comentarios son inaceptables desde cualquier ámbito, pero más aún viniendo de una persona pública. Las palabras de quien ocupa un cargo de responsabilidad no son triviales: crean realidades, refuerzan estereotipos y afectan a quienes ya enfrentan barreras», habían respondido en su momento desde ASDRA.