Paredes mostró su jerarquía y levantó a un Boca que volvió a defraudar y que apenas empató con Unión tras correr de atrás

Paredes mostró su jerarquía y levantó a un Boca que volvió a defraudar y que apenas empató con Unión tras correr de atrás

El regreso de Leandro Paredes a Boca no quedará en el recuerdo de casi nadie. Aunque un par de pinceladas suyas ayudaron a emparejar el partido y de su guante derecho llegó el córner que Lautaro Di Lollo transformó en el 1-1 que rescató a Boca de otro papelón, el equipo volvió a defraudar aunque el público lo despidió con tibios aplausos en lugar de una cortina de silbidos. Al menos eso.

El conjunto que conduce Miguel Ángel Russo volvió a la Bombonera después de 60 días, cuando el entrenador era Mariano Herrón e Independiente lo eliminaba del Apertura. Y fue como si hubiera vuelto al casillero de salida después de la participación en el Mundial de Clubes. Boca se había sacado de encima los «vicios» y mostró ser un equipo competitivo en Estados Unidos. Incluso en el debut en el Clausura consiguió sumar un digno empate ante Argentinos Juniors en una cancha muy difícil. Pero este viernes en la Bombonera fue apenas una sombra y le sumó otro ladrillo a su pared.

Lo más preocupante de Boca es que no sabe a qué juega. Tiene un grave conflicto de identidad: se siente un equipo contragolpeador, pero tiene la obligación -en su cancha y ante Unión de Santa Fe- de ir al frente. Entonces queda a mitad de camino y no hace ninguna de las dos cosas. Y ya no hay a quien echarle la culpa. Los jugadores los tiene, pero el rendimiento individual es muy bajo.

Hubo -también- dos partidos. Uno AdP y otro DdP (antes y después de Paredes). El volante central saltó al campo de juego a los 18 minutos del segundo tiempo, justo después de que Tarragona abriera el marcador con total justicia para la visita. Antes, Boca estuvo en pausa, como si estuviera prohibido jugar hasta que ingresara Paredes, como si sus jugadores estuvieran esperando que ingresara el nacido en San Justo para hacerse cargo de la conducción del equipo, indicar el camino y absorber la presión. Mucho para un solo cuerpo en su regreso al club tras 11 años en Europa.

Es que Carlos Palacios no aparece -se supone que es el responsable de llevar la pelota-, Miguel Merentiel no encuentra espacios -el uruguayo tiene potencia y velocidad, es ideal para contraatacar- y Alan Velasco mostró otra cara respecto al que era antes del Mundial, pero todavía no le alcanza para hacerse cargo del ataque de Boca. En todo el primer tiempo, el local pateó una sola vez al arco y fue un remate débil de Williams Alarcón, de tiro libre. Y apenas hilvanó una buena serie de pases que terminaron en un centro impreciso de Lautaro Blanco que Velasco no llegó a conectar por el segundo palo.

Unión, con sus dos líneas de cuatro y el oficio de Cristian Tarragona (y eso que no es Harry Kane) al Tatengue le sobró para soltarse y jugar cómodo en una Bombonera apagada: hubo más gente en la presentación de Paredes (con entrada libre y gratuita) que en este deslucido estreno en casa. Y en ese escenario, Mauricio Martínez se convirtió en el dueño del medio y el partido se jugó a su ritmo.

Paredes entró y con un poco más de 25 minutos por delante necesito de un buen rato para ganar ritmo. Exhibió su jerarquía y su calidad, pero todavía le falta juego. Quedó en evidencia con un par de controles que le quedaron largos y casi ponen en riesgo a una defensa abierta. Pero a medida que pasaban los minutos y la sangre le corría por las piernas fue marcando el pulso de un equipo que apenas late. Su centro desde la esquina fue perfecto para el frentazo de Lautaro Di Lollo y el desahogo de la Bombonera. Un rato después, un pase perfecto a espaldas de Vargas encontró a Blanco por izquierda, pero el centro atrás fue débil y Merentiel definió sin fuerza. El único atisbo de un triunfo.

Quien llevó la cinta de capitán cuando ingresó junto a Paredes fue Edinson Cavani. El delantero uruguayo sumó minutos -el último partido completo lo jugó ante Estudiantes el 19 de abril- y se mostró recuperado, aunque inofensivo. El Matador de Salto necesitará más rodaje para alcanzar su mejor nivel. Y Boca lo necesita. Porque es en la ofensiva donde menos ideas tiene.