Rodrigo Paz y Tuto Quiroga se disputarán la presidencia de Bolivia en octubre

Rodrigo Paz y Tuto Quiroga se disputarán la presidencia de Bolivia en octubre


El resultado en las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Bolivia no pudo ser más sorpresivo. Como el maratonista que recupera posiciones en la arremetida final, el candidato del Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, para muchos ni siquiera una opción a tener en cuenta en los análisis políticos, ganó la primera vuelta con el 32% de los votos. El 19 de octubre disputará la presidencia con un viejo conocido de los bolivianos, el expresidente Jorge Tuto Quiroga, representante del ala más radical de la derecha, segundo en el escrutinio final con el 27%.

El resultado dejó fuera de carrera al liberal Samuel Doria Medina, que iba por su cuarto intento y hasta el día de la elección lideraba los sondeos. Obtuvo finalmente solo el 20% de los votos. Doria Medina se apuró a reconocer la derrota y dio su apoyo a Paz en el desempate. Andrónico Rodríguez, el candidato de la izquierda que esperaba quedarse con los votos de Evo Morales —inhibido como candidato por la Corte Constitucional por haber sido dos veces reelegido— debió conformarse el cuarto, con el 8% de los votos.

El ganador de la primera vuelta de las elecciones bolivianas nació en Santiago de Compostela hace 57 años, durante el exilio español de su padre durante la dictadura boliviana. Comenzó la campaña con un 2% de apoyo con las siglas del Partido Demócrata Cristiano. Su despegue fue veloz. Paz logró atraer, contra todo pronóstico, parte del voto histórico del MAS y también de la vieja política conservadora representada por Tuto Quiroga, Doria Medina y el resto de los candidatos. Su compañero de fórmula, Edmand Lara, un expolicía activo en redes y que se hizo popular por denunciar casos de corrupción en la fuerza que integraba.

Paz encontró en silencio la fórmula del éxito presentándose como el rostro del cambio, lejos de los extremos. “Somos la voz de los que no aparecíamos en las encuestas, que no teníamos voz, la de una Bolivia que nadie tenía en cuenta y ahora tiene una voz”, dijo en su discurso triunfal. Rodeado de sus seguidores, cerró el discurso al grito de “renovación, renovación, carajo”. Si logra convencer a los votantes de Doria Medina y Andrónico Rodríguez, tendrá la presidencia en la palma de la mano en el desempate de octubre.

Bolivia ingresa en una nueva etapa política tras 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales. El líder cocalero fue candidato por estar impedido. Carga además con denuncias por estupro y tiene un pedido de arresto que no se ha cumplido. Este domingo, votó temprano en Lauca Ñ (Chapare), escoltado por un operativo de 150 hombres y mujeres que lo protegen de la policía. El líder indígena se mantuvo después activo en X. “De no ser por Luis Arce, ¡estas elecciones las ganábamos!”, escribió, concentrando los ataques, una vez más, contra el presidente, al que acusa de proscribirlo y robarle las siglas del MAS.

Morales hizo campaña por el voto nulo y no le fue mal. El 19% de los bolivianos, casi 1.2 millones de votos, acató la orden el líder cocalero, un caudal que sin duda intentará hacer valer en el futuro. Será un actor de peso en el futuro, pero por fuera de las instituciones.

La pelea entre Morales y Arce por el control de la izquierda y los movimientos indígenas y campesinos terminó por hartar a unos y otros. El MAS, apropiado por Arce, obtuvo el 3,15% de los votos, justo en el mínimo necesario para salvar la sigla. El resto de la izquierda esperaba que los votos de los desencantados irían a parar a Andrónico Rodríguez, alguna vez delfín de Morales, pero en las filas de los considerados traidores desde que decidió ser candidato. Fue un error de cálculo. Terminaron en su mayor parte en las manos de un tapado, Rodrigo Paz Pereira.

La pelea por la segunda vuelta comenzó en la misma noche electoral. Tuto Quiroga proclamó frente a sus seguidores que Bolivia ahora sería “libre por los siglos de los siglos”. Y se ocupó de felicitar uno por uno a sus rivales, en una estudiada estrategia de seducción. Doria Medina, tercero en la contienda, ya adelantó que su opción será Paz.

El expresidente, que va por su cuarta candidatura, tendrá que esforzarse por seducir al centro si pretende remontar en la segunda vuelta. Carga con haber sido vicepresidente durante la experiencia democrática del militar golpista Hugo Banzer Suárez en 1997. Y su marca política es un marcado rechazo al MAS y a su líder, Evo Morales, algo que no olvidó el domingo. “Se puede cambiar el país con la fuerza del voto, en contra de los bloqueos y sabotajes”, dijo, en referencia a los métodos tradicionales de la lucha sindical

La elección ha dejado sin definir el nombre del nuevo presidente, pero ya dibujó el Parlamento, hasta ahora controlado por el MAS. El resultado es una foto de la debacle de la izquierda. En Diputados, el MAS consiguió, hasta el momento, solo un legislador de 130. En el Senado, de los 21 asientos que puso en juego, no renovó ninguno y quedó sin representación. La primera minoría en la Cámara Alta será para el Partido Demócrata Cristiano de Rodrigo Paz, con 15, seguido por 12 representantes de la Alianza Libre de Tuto Quiroga. La izquierda de Andrónico Rodríguez quedó fuera.