Schiaretti echa la moneda de Provincias Unidas en una pulseada directa con Milei | Córdoba, un escenario complicado para La Libertad Avanza

Schiaretti echa la moneda de Provincias Unidas en una pulseada directa con Milei | Córdoba, un escenario complicado para La Libertad Avanza

Desde Córdoba

La elección cordobesa será escenario de múltiples disputas, aunque una se lleva todos los flashes. Los analistas de todos los pelajes coinciden en que la disputa va más allá de las bancas y no es realmente entre Schiaretti y el ignoto Gonzalo Roca, cabeza de la lista libertaria. La verdadera batalla es Schiaretti versus Milei.

Las elecciones de medio término suelen ser terreno escarpado para el oficialismo provincial: en 2021, la fórmula De Loredo-Juez aplastó a la lista de Hacemos por Córdoba de De la Sota-Vigo y, en 2017, el cambiemita Baldassi hizo lo propio con Llaryora. Hoy uno de ellos es gobernador y otro encabeza una lista con pocas aspiraciones.

El cordobesismo pone en juego dos bancas mientras que el PRO se juega tres al igual que los radicales. Fuerza Patria aspira a renovar el lugar de Pablo Carro, que ya lleva dos períodos en el Congreso. El cordobesismo se conformaría con renovar lo que tiene y sumar una más. Cuatro es un éxito alcanzable. Cinco sería un festival. Para La Libertad Avanza el objetivo es cambiar leales por aliados. De los tres radicales, dos son casi incondicionales: De Loredo y Carrizo. De los tres del PRO, dos son díscolos –Baldassi y Agost Carreño, ambos candidatos– y una responde a los mandos violetas: Laura Rodríguez Machado, diputada bullrichista que ocupa el cuarto lugar de la lista libertaria y sueña con renovar.

Por eso el presidente visitó dos veces la capital mediterránea para levantar la mano de Roca, hombre con alguna dosis de radicalismo en sangre, para decir “él soy yo”. Hasta en la visita presidencial de este martes algunos de los militantes miraban a Roca dando entrevistas post acto y se preguntaban: “¿Y este quién es?”. Del éxito de ese proceso de identificación dependerá una parte del rendimiento de la lista libertaria. Otras listas que levantan banderas liberales consiguieron autorización para usar un color muy similar al de La Libertad Avanza –la de Agustín Spaccesi, por ejemplo– o manifiestan apoyo a las ideas de Milei –como la de Stéfano López Chiodi–, lo que hace que los mileístas cordobeses apunten contra el gobierno provincial sospechando una viveza criolla para raspar algunos votos.

A fines de julio el exgobernador Juan Schiaretti confirmó que aceptaba el pedido del actual mandatario Martín Llaryora para encabezar la lista del cordobesismo. Sin otro nombre propio de esa magnitud y con el gobierno nacional revitalizado después de que el FMI lo salvara de ahogarse –una vez más– en el primer semestre, en el entorno de Llaryora repetían: “No hay 2027 sin 2025”.

Luego, Milei empezó a tropezar con todas las piedras que aparecían en su camino, pasó el caso Spagnuolo, el caso Espert y el nuevo salvataje a nombre de Trump y Bessent. Schiaretti, viendo que encadenaba errores, lo dejó hacer. Subió apenas el voltaje de sus mensajes opositores a la Rosada y lanzó Provincias Unidas con un acto en la Sociedad Rural de Río Cuarto. Sus quejas eran por el déficit fiscal hecho a los hachazos y porque el gobierno no habla de producción y trabajo sino que solo se preocupa por la timba financiera.

En la recta final de la campaña y luego de las dos apariciones de Milei, la expectativa de los agoreros –encuestas en mano– es de un escenario con final cerrado. En La Libertad Avanza incluso agitan banderas que presagian con fe suficiente un festejo para el domingo a la noche. En el peronismo provincial exageran la cautela para mantener la tensión militante y activar un aparato político potente, aceitado en infinidad de justas electorales. Los ojos de varias provincias estarán mirando: los otros gobernadores de Provincias Unidas saben que Córdoba es el bastión sobre el que afirmarse para pensar en 2027. El objetivo es llegar a entre ocho y diez puntos a nivel nacional y armar un bloque de 25 diputados.

La otra gran incógnita de la jornada electoral cordobesa será la performance de la gran novedad de la política local: Natalia de la Sota jugando por fuera del partido que fundó su padre. Con un discurso fuertemente opositor a Milei, la expectativa es captar votos peronistas y activar una nostalgia delasotista para, de mínima, revalidar su banca. Luego, llegar a los dos dígitos. De ahí en adelante todo es ganancia. Cada voto fortalecerá su posición en el escenario peronista cordobés en los dos años que faltan para 2027, donde muy probablemente retome el diálogo con la casa de gobierno provincial. Lograr una segunda banca aparece casi como una quimera, pero quién sabe.

En los últimos días antes de la veda, para tratar de contrarrestar el efecto Natalia, los voceros del schiarettismo repitieron que la suya es la única lista que le puede ganar a Milei y que cualquier otro voto es funcional al gobierno nacional. Muchos actores de la política cordobesa se preguntan si luego del 27 no podrían acelerarse las conversaciones para lograr la tan mentada “gobernabilidad” que exige el amo Scott Bessent. De ser así, los diputados de uno y otro sector podrían terminar votando de igual modo en el Congreso que quede después del 10 de diciembre. En tal caso, el resultado electoral no solo servirá para asignar bancas sino para poner las bases y condiciones de esa negociación. Cabe una pregunta: ¿Ganarle a Milei para qué?

Por su parte, Fuerza Patria intentará contener la mayor cantidad de votos posibles con Pablo Carro a la cabeza. Con la consigna de “Cristina libre” como bandera, el diputado apeló al recuerdo de días más felices que los actuales en los años en que gobernaba el kirchnerismo y señaló que la postura anti Milei de De la Sota es más bien una pose.

La UCR llevará a Ramón Mestre, exintendente de la ciudad de Córdoba, con la histórica Lista 3 en una provincia donde el aparato radical puede jugar su partido. El problema es cuánto de ese aparato se pondrá en marcha después de un año de internas feroces en la disputa entre Mestre y De Loredo. Por último, el FIT, encabezado por Liliana Olivero, buscará recuperar la esperanza que tuvo en otros tiempos: en 2013 estuvo a 1400 votos de quedarse con la novena banca que finalmente, entre denuncias de fraude, fue para el radicalismo. De ahí en adelante, la cosecha fue magra.

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