Stephen Colbert, el canario en la mina | Televisión

Stephen Colbert, el canario en la mina | Televisión

Que me perdone Marx —no Groucho, sino Karl−, que vengo a enmendarle la plana. Lo de que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa podía tener sentido para el 18 de brumario, pero en el despido de Stephen Colbert y el cierre por parte de CBS de su Late show, emblema de la casa desde 1993, ha ocurrido más bien lo contrario: primero ha venido la farsa y luego la tragedia.

El programa que le dio la fama a Stephen Colbert y le abrió la puerta del Late show, donde sustituyó a David Letterman, fue The Colbert Report, un espacio satírico que presentaba en Comedy Central. Algo así como si en España cogiéramos la mesa política de Horizonte, o de cualquier otro programa de tendencia conservadora y poco rigor, y la parodiáramos. Colbert se inventó un personaje homónimo, un tertuliano republicano, fanático, vago, que servía a los estadounidenses progresistas para reírse de lo que hacía Fox News. Era una parodia, sí, pero acabó convertido en un augurio involuntario. En 2005, el personaje de Colbert hizo popular el adjetivo truthiness —verosímil— para dar por bueno cualquier dato que le interesara, fuera falso o no. Tanto que el diccionario Merriam Webster la acabó escogiendo como palabra del año. Doce años después, Kellyanne Conway estaba utilizando la expresión “hechos alternativos” para defender que el jefe de prensa de la Casa Blanca mintiera al decir que la primera toma de posesión de Trump fue la de mayor asistencia de la historia.

CBS puede hablar de cuentas de resultados, pero con las críticas de Colbert al acuerdo de Paramount con Trump —cuánto recuerda esto a la cuarta temporada de Hacks, sin negociación conocida para tratar de abaratar el programa y con la capitulación total del formato, amén de que Trump lleva meses pidiendo públicamente su cabeza, la cuestión financiera queda relegada. Colbert fue el canario en la mina, pero ahora la mina se lo ha tragado. La realidad se ha comido a la parodia, esta es la tragedia. La historia reciente se parece bastante al patio del colegio y los matones no han soportado que los empollones se rían de ellos. Recordemos aquellos chistes que Obama hizo sobre Trump en la cena de corresponsales de 2011, hoy reconocidos como el catalizador de las ansias políticas del actual presidente. Colbert seguro encontrará, si quiere, acomodo en una plataforma, pero la pluralidad de la televisión generalista estadounidense queda tocada, quién sabe si para siempre.