Todo lo que no se hizo y todo lo que se hizo mal en la noche de terror que se vivió en la cancha de Independiente

Todo lo que no se hizo y todo lo que se hizo mal en la noche de terror que se vivió en la cancha de Independiente

Las horas pasan y todos siguen sin hacerse cargo del caos violento que se produjo en el Libertadores de América-Ricardo Bochini entre los hinchas de Independiente y de Universidad de Chile. La conclusión sigue siendo la misma desde la noche en que se desató la barbarie: el conjunto de Avellaneda falló en la organización y la Policía de la Provincia de Buenos Aires no quiso actuar. Lo que aún no se sabe, y posiblemente nunca se sepa, es porqué los efectivos de seguridad no intervinieron cuando el conflicto se profundizó con el ingreso de la barra local a la tribuna visitante. Clarín pudo reconstruir cómo se diagrama un proyecto de seguridad para un partido de Conmebol y las deducciones dejan muy mal parados a todos los actores que participaron del plan.

Las cosas que se hicieron mal son demasiadas. Visto desde afuera, podría decirse que los dirigentes de Independiente “se confiaron”. Una persona que trabaja en la seguridad de uno de los clubes argentinos que participó este año en uno de los torneos internacionales le contó a este diario que desde hace años se conoce que la barra de Universidad de Chile es una de las más violentas del continente.

Lo primero que hay que señalar es que la cancha de Independiente no está cien por ciento preparada para recibir al público visitante. Como habitualmente todas las tribunas son ocupadas por los hinchas del Rojo, en la Pavoni Alta no hay desplegado un corralito como sí tienen, por ejemplo, la cancha de River o la de Racing. Más: la presencia de baños con mingitorios obedece a que al sector fecha tras fecha van los locales. Una aclaración necesaria: un corralito con la seguridad correspondiente no se puede armar de un día para el otro. Y además es muy costoso.

Así, se confiaron demasiado los dirigentes de Independiente y las autoridades de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (APreViDe) en entregarle la totalidad de la popular a los chilenos, teniendo en cuenta que no estaba preparada. La Conmebol exige el otorgamiento de un mínimo de 2 mil entradas visitantes para los duelos de octavos y cuartos de final, y de 4 mil en semifinales. El miércoles había alrededor de 4 mil simpatizantes de la U, que pagaron cerca de 50 dólares por cada tickets. Sí, se recaudaron, cómo mínimo, 200.000 dólares.

Ahora bien, conviene remarcar que todas las patas estuvieron de acuerdo con el operativo de seguridad diagramado. Todos los años, los clubes participantes reciben un manual de 400 hojas por parte de la Conmebol. Atendiendo las recomendaciones de ese libro es que se realizan los proyectos de seguridad para cada uno de los partidos. Para el caso de Provincia de Buenos Aires, días antes de los juegos se reúnen las autoridades del club local con funcionarios de la APreVide, de la Policía, de la Intendencia y de los Bomberos. Entre todos se define la cantidad de efectivos y de personal de seguridad privada. Recién el día anterior al duelo ingresa la Conmebol para otorgar el aval.

Hay que desterrar un mito: la Policía Bonaerense puede ingresar a las canchas. No así la Policía de la Ciudad en los estadios de su jurisdicción. Por caso, en el juego entre Racing y Peñarol por Copa Libertadores hubo personal de la Guardia de Infantería custodiando a los uruguayos en el Cilindro. Por eso no se entiende la inacción en el Libertadores de América.

“El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires dejó que la violencia se adueñe de la cancha porque les da miedo hacer intervenir a la Policía”, disparó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “Nunca íbamos a reprimir con gases o balas de goma en una tribuna donde había familias, mujeres y niños. Separar a los violentos de las personas comunes fue imprescindible para evitar una tragedia aún mayor. Si el partido se hubiera suspendido a tiempo, estábamos en condiciones de desalojar el estadio sin que ocurriera nada de todo esto, pero no se cumplieron los protocolos. Lo que pasó fue consecuencia de la falta de decisión y del fallo de la seguridad privada”, se atajó el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso.

La duda: ¿por qué en Racing sí estuvieron los policías en la tribuna y en Independiente no?

El tenor de los incidentes ocurridos en la Pavoni Alta necesitaba sí o sí de la intervención policial. Las personas de seguridad privada (de la empresa Up) no están capacitadas ni equipadas para hacerlo. Desde Independiente reconocen que no quieren policías adentro de la tribuna desde el 23 de julio de 2023, cuando las fuerzas provinciales dispersaron con balas de goma a socios. Así, la zona quedó liberada.

Avisa un dicho popular que la confianza nunca es buena. Ahora, todos los culpables deberán pagar por el escándalo de Avellaneda.